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viernes, 5 de mayo de 2023

Las Cotton de Anita Maravillas: los títeres arman la revolución

No se había visto aún en Madrid capital el último montaje del colectivo Anita Maravillas, Las Cotton, una coproducción con Portal 71 que, en sintonía con otras históricas compañías vascas de tradición comunitaria (Marie de Jong, Gorakada, Teatro Paraíso...), apuesta por el compromiso social con una trabajadísima pieza sobre la lucha obrera feminista que interpela a todos los públicos.
Premio al mejor espectáculo de títeres en la trigésima edición de FETEN y finalista a los Max en 2022, Las Cotton ha recalado en Espacio Abierto, el acogedor foro familiar de la Quinta de los Molinos que destila exquisiteces teatrales temporada tras temporada.
Próximamente hará otro alto en su gira para visitar el Centro del Títere de Alcorcón, donde se presentará a escolares. La obra es ideal para este tipo de campañas por las interesantes cuestiones que plantea, propicias para el debate y la reflexión colectiva. Se trata de un drama sin edulcorar, con momentos que estremecen incluso a los más duros, y de una singular belleza.

Un momento de Las Cotton. Fotografía de MarcosGpunto

Mujeres en primer plano


Una familia compuesta por una madre y sus dos hijas pequeñas, afectada por diversos peligros, decide migrar de su entorno rural al urbano a la búsqueda de mejor vida en plena época de expansión industrial. La pequeña Ari halla en cualquier parte ocasión para enredar; la mayor, June, tendrá que asumir responsabilidades desacordes con su edad cuando la madre consigue un puesto de trabajo en una fábrica textil. No hay presencia masculina; podríamos imaginar a un padre huido o llamado a filas, o quién sabe si alguna vez hubo padre. Desde las primeras escenas la propuesta nos sumerge en una historia de personajes femeninos cuya hondura psicológica epata tratándose de marionetas y máscaras neutras, en un recorrido que va de lo íntimo a lo político atravesando lo social.

En la génesis del proyecto, el afán de Miren Larrea por sacar a la luz valerosas historias de mujeres -ocultas por el tiempo y el relato imperante-, como la de las cigarreras de Bilbao a principios del siglo XX, que un día secuestraron a su patrón para conseguir que les concediera los derechos que ellas reclamaban, o las conserveras de pescado de Ondarroa, que aprovechaban los breves descansos para cuidar a sus hijos, o se las apañaban para trabajar con las criaturas alrededor. Las Cotton recoge el testigo de estas vivencias del mundo adulto y las acerca a los niños a través de un imaginario de cuento desde el que entender la realidad.

A pesar de la aparente sencillez del formato, tejido con elementos artesanales y solo dos intérpretes en escena multiplicando energías, la propuesta trasluce infinidad de capas de trabajo, lo que favorece diferentes lecturas. Los niños son cómplices de las dos hermanas, viven la aventura del traslado, la curiosidad por descubrir su nuevo entorno... Los adultos empatizan con la madre, una luchadora por la supervivencia familiar que sufre la precariedad laboral y acaba rebelándose contra la injusticia. Qué sensiblemente se muestra la doble faceta de las mujeres como obreras y cuidadoras, y las dificultades de la conciliación cuando además no hay ningún otro adulto cerca. La historia puede resultar amarga a los ojos de los mayores, pero es una entretenida peripecia para los niños.

Maren Basterretxea y Miren Larrea en un momento de Las Cotton.
Fotografía de MarcosGpunto

Títeres que respiran


Miren Larrea firma un guion depurado que no necesita texto; la artista plástica chilena Valentina Raposo es la responsable de la construcción de títeres y toda la parte estética, que se sirve de materiales naturales (lana, lino, algodón...) y apuesta por el trabajo manual.
Ambas ejecutan una secuencia de narrativa cinematográfica coreografiada con precisión milimétrica en distintos planos y escalas. Buen ejemplo de ello es el viaje en carreta, casi una road movie titiritera trepidante de acción. E incluso en las escenas que son puro divertimento -como cuando las niñas juegan con las telas o con la colocación de los objetos- no paran de ocurrir cosas.

Pero lo más sobresaliente es cómo las intérpretes clavan la animación, logrando que las emociones de los personajes traspasen plenas de matices. Impacta el momento en que la pequeña se mece en el columpio y parece volar tensionando sus músculos, o la realista agitación de la madre al proteger a sus hijas de las fieras nocturnas; perturbadora también la escena del accidente en la fábrica que interrumpe la cadena de trabajo de las operarias.


Maren Basterretxea y Miren Larrea en un momento de Las Cotton.
Fotografía de MarcosGpunto

Entre cantos, hilos y maderas


La música original de Fran Lasuen cobra muchísimo peso ya que apenas hay palabras y onomatopeyas en la dramaturgia. Así, las letras de las canciones -escritas por la versolari (poeta) Miren Amuriza- están cargadas de sentido. Se inspira en dos temas populares vascos, Las penas del lino, que las mujeres medievales coreaban cuando salían al campo para trabajar todas a un mismo ritmo, y la canción de La huelga, que narra cómo los herreros -aquí las tejedoras- se enfrentaron a sus patrones a principios del siglo XIX.
El jefe explotador tiene una larga escena musical de presentación, y cada una de sus apariciones son como pesadillas que asustan de verdad. Resultaría más cómico si la caricatura del tipo no fuera tan real.
Un afinado diseño de luces a cargo de Ion Chávez acompaña a este universo sonoro. Y en suma: todo un despliegue de recursos escénicos que acota la atención y admira por lo bien armado que está: transiciones ágiles, cambios de ubicación, divagaciones poéticas..., resueltas con un dinamismo y limpieza propios de engranaje. Bravo por la labor de dirección de Iván Alonso.

Maren Basterretxea y Miren Larrea en un momento de Las Cotton.
Fotografía de MarcosGpunto

El glorioso alzamiento feminista final remite a secuencias de otros títulos en los que hemos visto sindicarse a colectivos de mujeres, como la combativa película Sufragistas, o el musical Ladies Football Club de Sergio Peris-Mencheta. Porque la unión hace la fuerza, y aún queda mucho que luchar para dignificar el trabajo de las mujeres y lograr la igualdad de condiciones. También hay que contárselo a los chavales, y qué bien contado.
Muchas más maravillas esperamos de esta compañía a la que no hay que perder de vista. Ya está en el horno su próximo espectáculo, Andereño (La Maestra), una delicada fábula sobre la libertad y la pasión por enseñar que se entrenará en octubre en el Zornotza Aretoa de Amorebieta (Vizcaya).

Maren Basterretxea y Miren Larrea en un momento de Las Cotton.
Fotografía de MarcosGpunto

LAS COTTON

Producción: Anita Maravillas y Portal 71
Idea original: Miren Larrea
Dirección: Iván Alonso
Intérpretes: Miren Larrea, Valentina Raposo y Maren Basterretxea
Música original y versiones: Fran Lasuen
Letra canciones: Miren Amuriza
Diseño de iluminación: Ion Chávez
Escenografía: Iñaki Ziarrusta (Atx Teatroa)
Diseño de vestuario: Betitxe Saitua
Construcción de títeres: Valentina Raposo
Próximas Funciones: 8 y 9 de Mayo de 2023 a las 10 h. (Campaña escolar)
Lugar: Centro del Títere
Duración: 50 minutos
Edad recomendada: A partir de 6 años

viernes, 4 de junio de 2021

Fértil, amable, divertida, profunda: La Rous desenreda sus HILOS en Madrid

Madejas, bovinas, carretes, agujas de tejer, guitas de diferente grosor, una rueca gigante... Rosa Díaz, creadora albaceteña alma mater de La Rous (Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud) lleva al extremo en Hilos el símbolo que da título a la función. Insuflado por la madre de la artista, el espectáculo deleita y enternece a mayores y pequeños desde que se estrenó en 2016. Una única actriz multitarea preña la escena en esta reflexión transgeneracional sobre los lazos familiares, el legado de nuestros mayores, y los caminos que se abren desde el seno del hogar. Hilos juega en la liga de la excelencia, elevando a la categoría de maravilla el teatro para público familiar que se viene haciendo en nuestro país.

Imagen de Hilos, de La Rous

Rosa Díaz se vale del recuerdo de su madre, Adolfina, mujer de increíble fortaleza (a la que diagnosticaron que no podría tener hijos, ¡y sin embargo parió 14!), para hablar sobre los vínculos familiares y emocionales que vamos entretejiendo a lo largo de nuestra vida. Un guión entrañable, una ristra de bellísimas y poéticas escenas en las que exhibe numerosas técnicas (teatro de objetos, sombras, clown, danza, malabares, e incluso auténticos números de magia), junto a un excepcional dominio del espacio escénico, convierten la propia historia familiar en una encantadora fábula.


Imagen de Hilos, de La Rous

Las dificultades de la conciliación y la crianza se deslizan en una tronchante escena en que la actriz interpreta a la madre como una payasa desbordada que va tirando de distintos hilos y encontrando/dando a luz así a sus 14 hijos, -cada uno representado por una madeja de lana de distinto color-, que lloran, maman, se despiertan, se le caen... ¡Cómo dar abasto con esta familia numerosa!

"Venimos al mundo unidos por el cordón umbilical que nos entrelaza de una manera única a nuestra madre, pero, ¿qué pasa luego con ese hilo? El cordón se corta al nacer, pero el vínculo que se crea entre ambas partes, como un hilo invisible, permanece vivo".

Imagen de Hilos, de La Rous

Lo que parece difícil y aparatoso en escena, por el uso de múltiples detalles y artilugios de utilería, La Rous hace que a la vista parezca sencillo y natural: una montaña de cáscaras de pipas, un árbol de Navidad apenas sugerido con una cuerda y siete puntas, un tendedero de pañales interminable, un gran carrete de hilo que se torna carrito de bebé, un misterioso telar-cortinilla que muestra y esconde...

Geniales son también el encuentro onírico entre sus padres, que culmina en boda, o el momento mecanográfico -ese repiqueteo agitado de unos dedales rojos sobre una caja de madera-, en el que la protagonista cuenta cómo fue su primer trabajo (o su primer viaje lejos de su madre...), para acabar volviendo a sus brazos.

Imagen de Hilos, de La Rous

"Mi madre pasó su vida en una cuerda floja 
haciendo equilibrios 
entre lo que quería, lo que hacía, lo que podía, lo que soñaba..."

El magnífico uso de proyecciones con imágenes del recuerdo familiar, y un cuidadísimo espacio sonoro compuesto principalmente por temas clásicos de la canción francesa e italiana -que debieron ser los temas favoritos de esa súper madre a la que se homenajea-, redondean un espectáculo de una factura impecable. En su palmarés destacan el Premio FETEN a la mejor interpretación y dramaturgia (en colaboración con Itziar Pascual), y el Premio Lorca de Teatro Andaluz.


HILOS

Producción: La Rous Teatro y la Agencia Andaluza De Instituciones Culturales
Dirección: Joan Font y Rosa Díaz
Dramaturgia: Rosa Díaz e Itziar Pascual
Actriz: Rosa Díaz
Diseño de escenografía: Davide Scatá
Vestuario: Laura León
Diseño de iluminación: José Diego Ramírez y Juan Felipe Tomatierra
Género: Técnica mixta
Lugar: Auditorio del Espacio Abierto Quinta de los Molinos
Funciones: 5 de Junio a las 18 h. y 6 de Junio a las 12:30 h.
Lugar: Centro Dramático Nacional (Sala Francisco Nieva)
Funciones: 12 y 13 de Junio a las 11 h. y a las 13:30 h.
Duración: 60 minutos aprox.
Edad recomendada: A partir de 7 años

martes, 20 de abril de 2021

Ikimilikiliklik (Mi pequeña), de Marie de Jongh: el cuento de una bruja buena que conjuró sus miedos

"La humanidad siempre ha tenido miedo de las mujeres que vuelan.
Ya sea por brujas o por libres"  (Jacub Rozalsky) 

Pronunciemos juntos el conjuro: ¡Ikimilikiliklik! Si se dice bien a la primera, los niños que fuimos vendrán al presente, y los niños que son se quedan para siempre. El último montaje de la reconocida compañía vasca Marie de Jongh, (Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2018), es un cuento engarzado de otros cuentos sobre cómo nos enfrentamos a nuestros miedos y sobre la necesidad del afecto. Inocente y fantástico aquelarre que convoca a niñas, niños, adultos y bichos por el poder de la superación.

Un momento de la obra Ikimilikiliklik, Foto de Pio Ortiz de Pinedo

Vimos Ikimilikiliklik (Mi pequeña) al cierre de Teatralia, en una función que lució esplendorosa en los Teatros de el Canal, en esa Sala Verde tan idónea para contar una historia de brujas. Es la primera vez que Marie de Jongh presenta una propuesta no gestual, lo que supone un importante reto para la actriz principal, Ana Meabe, en su primer papel con texto desde el nacimiento de la compañía -allá por 2008- según nos apuntaba el director, Jokin Oregi, con quien tuvimos ocasión de charlar un rato a la salida. La fundadora de MdJ lo defiende con la templanza que da la madurez y el entusiasmo de quien no ha dejado de jugar en todo este tiempo.

En escena, una mujer acompañada de la niña que fue, lo cual ya descoloca y engancha. Martirio se presenta como la confluencia entre el mar y el río, transmutando el matiz negativo a otro plano de significación. Ya no parece un nombre de bruja. Como una especie de Pandora, deja escapar sus miedos, una confesión de fobias (a la oscuridad, a los accidentes, a los dolores de tripa, de muelas, a la desprotección...) que a cualquiera nos toca. A lo largo de la obra veremos cómo muchos de los miedos que tenemos en la infancia nos acompañan a veces hasta que somos mayores, cómo los superamos, e incluso qué podemos aprender de ellos. Revivirlos, mirarlos de cerca, y así trascenderlos, hasta que la muerte dé risa. Para alcanzar esa catarsis, Martirio se desdobla en dos edades, adulta y niña, trayendo al presente a su yo del pasado, interaccionando ambas a la vez. Privilegios que brinda el teatro.

Un momento de la obra Ikimilikiliklik, Foto de Pio Ortiz de Pinedo

La propuesta entronca con la tradición oral de las leyendas y los cuentacuentos tan propia del norte de España. Recuerdos, cantos y fabulaciones urden y dan sustento a la trama principal. Todo un corpus narrativo calibrado con justas dosis de acción y teatralidad. Se deshilan historias como la de la tía Vicenta, que llegó a enfrentarse con el mar para proteger a su padre pescador; oímos ecos del monstruo del lago; descubrimos lo que ocurrió cuando la pequeña Martirio robó a un vendedor ambulante una pócima quitamiedos; el caso de los bichos prendidos en la punta de la nariz (momento clownesco de lo más cómico), y de cómo una pequeña araña creció y creció hasta convertirse en su mejor amiga. 

Martirio es una mujer poco corriente y acabará señalada por los habitantes del pueblo. Se ha corrido la voz de que es una bruja, e incluso un día la sorprende en su casucha un cazador con intención asesina. La obra trata de desmontar prejuicios, del sinsentido de juzgar a las personas sin conocerlas de verdad, y de cómo muchas veces la forma de derribar esas ideas preconcebidas es sencillamente escuchar sus historias. El beso de un niño romperá la maldición de la soledad y el aislamiento de la presunta bruja y la hará comprender que el amor es el mejor antídoto ante cualquiera de los males que nos acechan.

Un momento de la obra Ikimilikiliklik, Foto de Pio Ortiz de Pinedo

Las tres actrices se entregan valerosas al ritual. Ana Meabe compone un personaje con poso y entraña. Su escoba no vuela, pero no obstante, esta bruja buena se eleva en una irreverente letanía de empoderamiento en la que exhala flatulencias ante las críticas de quienes la rechazan. Amets Ibarra es una Martirio-niña resuelta, atípica, y sin exceso de candor. Maitane Sarralde borda literalmente su araña. Esta bailarina de contemporáneo y virtuosa acróbata ofrece durante toda la obra un trabajo físico sensacional. Afanada en una danza aérea con la que teje su tela en el armazón de la cabaña (trasto fundamental de la escenografía), despliega una estilización de movimientos que impacta y embelesa.

Ikimilikiliklik (Mi pequeña) se alzó en 2020 con el Premio FETEN al mejor espacio escénico. Y efectivamente, la concepción espacial y el lenguaje plástico son dos de sus principales atractivos. Hilos de lana gruesa y estructuras de metal simulan una red gigante en la que se van quedando atrapados los temores. Afinados diseños de iluminación y espacio sonoro dialogan para evocar una atmósfera mágica..., como en la escena del salvamento en el lago, o el singularísimo ruido de las patas de la araña al caminar. Y en fin, un muestrario de elementos alusivos al mundo de la hechicería: humo, tormenta, caldero de pócimas, invocaciones lunares... A todo ello se suma el sugestivo vestuario confeccionado con retales, transparencias, telas superpuestas y prendas abullonadas. En general toda la estética del montaje encaja en su original eclecticismo.

Un momento de la obra Ikimilikiliklik,
Foto de Pio Ortiz de Pinedo

Llegamos al final del cuento y la protagonista se sale en una agradecida apelación a nuestra niña interior. Momentazo cargado de emotividad, de los de agarrarse a la butaca entre lágrimas saltadas. Formidable función, excelentemente conducida, en la que pequeños y mayores se encontrarán disfrutando de lo mismo, como en las verbenas de pueblo. 
Con el lema "teatro de adultos para niños y teatro de niños para adultos" por bandera, Marie de Jongh se ha convertido en una institución en el panorama de la artes escénicas para todos los públicos, y mientras varios de sus multipremiados espectáculos siguen girando (Amour, Izar...), ensayan ya el próximo: AMA, orientado esta vez a espectadores a partir de doce años, donde retoman el trabajo con máscaras. Tiene previsto su estreno el 26 de febrero de 2022 en Barakaldo.

 

IKIMILIKILIKLIK (Mi pequeña)

Producción: Compañía Marie de Jongh
Autoría y dirección: Jokin Oregi
Intérpretes: Ana Meabe, Amets Ibarra y Maitane Sarralde
Diseño de escenografía: Ikerne Giménez
Diseño de vestuario: Rosa Solé
Diseño de atrezo: Javi Tirado
Creación musical: Adrián García de los Ojos
Diseño de iluminación y dirección técnica: Javi Kandela
Diseño gráfico: Ane Pikaza
Próximas Funciones:
28 de mayo en Mostra de Igualada (Barcelona)
5 de junio en Arenas de San Pedro (Ávila)
13 de junio en Soraluze-Placencia de Las Armas (Gipuzkoa)
20 de junio en Burgos
Duración: 50 minutos
Edad recomendada: A partir de 8 años

sábado, 20 de marzo de 2021

Marián Osácar, en el trigésimo aniversario de FETEN: "Los creadores son los verdaderos motores del avance que ha habido en el teatro para niños y niñas en estos 30 años"

Directora de FETEN y facilitadora omnipresente 

Hace poco más de un año que viajábamos a FETEN, la Feria Internacional de Artes Escénicas para Niñas y Niños de Gijón, una de las experiencias más gratificantes y arrolladoras que nos regaló el 2020 pre-pandemia. Este año, en el 30 aniversario del festival, la cita se traslada del 9 al 14 de mayo con la esperanza de mejores tiempos, y adaptándose a nuevos formatos y reducción de aforos.

Con un puntito de nostalgia y la ilusión de honrar el Día Mundial de las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud, le propongo un rato de charla a Marián Osácar, directora de FETEN, casi disculpándome por robarle tiempo en estos momentos en que anda inmersa en los preparativos de esta atípica edición, con el cúmulo de dificultades extra de gestión que conlleva la actual situación. "Para estas cosas se saca hueco. Hay que estar", señala. 

Marián siempre está. Y esa máxima vital quizá sea el mantra que la ha acompañado durante su trayectoria profesional. Cercana, optimista, aglutinadora..., lleva toda su vida trabajando en distintas facetas del oficio teatral, aunque ahora esté centrada en la dirección artística del festival. Se aventura y se presta a lo que le propongan, y ha sabido también transmitir esa accesibilidad a su equipo.

La pillamos en la cocina de FETEN, más que metida en harina, con el diseño de la feria prácticamente horneado. Hablamos de cómo va a ser la edición de 2021, de las cesiones a la virtualidad, de la 'marca FETEN', del espíritu crítico de los niños, de la incongruencia entre el auge del sector y su mínima repercusión en los medios.


Un febrero sin FETEN

La primera cuestión es obligada: ¿cómo se ha vivido este febrero en Gijón sin FETEN? Supongo que habrá sido extraño, ya que la ciudad entera se vuelca con la feria…, y entiendo que el aplazamiento de esta edición a mayo respondía a esperar que la situación epidemiológica estuviera algo más controlada para esa fecha…

Sí, la verdad es que ha sido diferente. En Gijón el mes de febrero está vinculado tanto al Carnaval, como a FETEN, y han sido dos eventos que no se han podido realizar, ya que las circunstancias son las que son. Planteamos el cambio de fechas allá por octubre, con la idea de que en mayo todo estaría más normalizado, y bien es verdad que las cosas no han ido tan deprisa a nivel de recuperación como habíamos previsto.

¿Cómo se vislumbra mayo desde la perspectiva actual?

Estamos a la espera de cómo vayan los datos. Hemos presentado nuestro diseño de FETEN a la Consejería de Sanidad del Principado de Asturias, y tenemos que esperar a que nos dé el ok, ya que FETEN es una programación extraordinaria, y nos tienen que autorizar. Seguimos trabajando y avanzando, porque toda la logística de un macroevento como éste, que implica a muchísimos participantes -tanto a nivel profesional como de la ciudad- no se puede improvisar en un mes, así que estamos adelantando lo posible, todo condicionado a esa aprobación que esperemos que llegue. Hemos partido del escenario más restrictivo posible, para poder llegar a hacerlo. 

¿Cuáles son los retos principales a los que se está enfrentando la Organización en la edición de FETEN 2021?

FETEN tiene una estructura que nos sirve de base y que cada año tratamos de ir mejorando. En estos momentos la estructura es distinta, y requiere imaginación al servicio de dar una alternativa a la situación actual. Hemos trabajado en un diseño que respete todos los protocolos de reducción de aforos, control de espacios, perimetrajes, medidas de rastreo... para que todo esté adecuado a lo que estamos viviendo en este momento.

Monumento a Pelayo Plaza del Marqués (Gijón)

El plan de 2021: formato híbrido presencial y virtual

En este contexto de incertidumbre entiendo que se apurarán los plazos al límite, pero ¿qué nos puedes avanzar sobre la programación?, ¿cuándo está previsto que se haga pública?

La programación de 2021 está ya ahí en la cocina... Va a ser pública a primeros de abril, pero estamos reteniendo los plazos por avanzar en la logística. En abril va a empezar toda la fase de divulgación del programa y de apertura de plazos para que los profesionales puedan venir.

Después de ir superando en cada nueva edición las cifras de la anterior, ¿se va a reducir la oferta?

Evidentemente la situación nos va a hacer tener un FETEN especial en todos los sentidosQueremos que 2021 sea una edición que mantenga su esencia, y sí, se va a reducir a nivel de números.

¿Se va a intentar posibilitar el máximo de actividades presenciales?, ¿o se está trabajando en fórmulas mixtas que combinen la exhibición presencial y on line?

El volumen presencial en FETEN 2021 se va a ver mermado. Estamos trabajando en un formato mixto, híbrido, donde haya presencialidad, y también un FETEN virtual, para poder conjugar las dos opciones, y suplir las carencias de no poder abordar un FETEN normal, con una edición on line que nos permita llegar a todos aquellos que no puedan visitarnos. Vamos a tratar de dar más peso al FETEN virtual, funciones en streaming, actividades paralelas, y que se pueda disfrutar de FETEN sin estar presencialmente aquí. Va a haber una parte de invitados, y va a haber otra parte de acreditados on line.

Dado que las artes escénicas son artes vivas y cobran sentido especialmente en el encuentro con el público en el mismo espacio y tiempo..., ¿cuál es tu sentir por tener que renunciar a parte de la presencialidad?

Yo soy optimista. Comentábamos en COFAE [la Coordinadora de Ferias de Artes Escénicas del Estado Español] -donde nos hemos unido como una piña-, que con todo esto hemos tenido que aprender a utilizar mecanismos y vehículos de comunicación distintos con nuestros públicos. Y habrá un poso de ese aprendizaje que se quedará, -que no está mal-, porque hay cosas que se pueden seguir utilizando. Pero la presencialidad es el sentido de las artes escénicas, por eso hemos tratado de mantener ya en este FETEN presencialidad lo suficientemente importante para que haya una programación interesante. 

¿Los espectáculos de calle se van a poder realizar, o por las aglomeraciones no se contemplan para esta edición? 

Estamos trabajando en una posibilidad muy limitada de espectáculos de calle, por que tengan cierta visibilidad, pero está todo en el aire. Los aforos en los espacios cerrados son más controlables; en la calle, aunque existan medidas, es más difícil mantener los protocolos.

Un momento del espectáculo de calle Tea Time


30 Aniversario: la madurez del teatro para niñas y niños

Este año se cumple el 30 aniversario de FETEN. Se puede decir que alcanza su madurez. ¿Había previsto algún acto especial para celebrar la efeméride que no se va a poder llevar a cabo?

Como sabes, la edición del año pasado fue la última feria que se hizo en condiciones normales, de manera que en ningún momento nos dio tiempo a querer planificar una celebración especial. Lo afrontamos con la misma ilusión, y si es necesario, celebraremos FETEN 2022 con todas las ganas, o una edición '30+1' o '30bis'. El criterio del equipo es seguir aportando todo aquello que podamos a nuestra profesión y a la ciudad de Gijón. Nuestro mejor regalo de cumpleaños siempre ha sido hacer cada día las cosas un poquito mejor. 

En los últimos años ha habido un auge de las compañías que ponen su atención en el público infantil; ha aumentado la oferta y la interdisciplinariedad. ¿Cómo ha llegado Gijón a convertirse en el epicentro de las artes escénicas para la infancia y la juventud en nuestro país?

El objetivo primero fue puramente profesional por parte de aquellas asociaciones y personas implicados, a quienes quiero reconocer su trabajo y esfuerzo desde aquí. Y luego fue creciendo con las artes escénicas para los niños y niñas. Hemos ido caminando al lado. Si tenemos alguna virtud, es haber sabido crecer con el sector y haber sido capaces de dar oportunidad a lo que los creadores iban proponiendo; ellos son los verdaderos motores del avance que ha habido en el teatro para niños y niñas en estos 30 años. Su inquietud, sus ganas de investigar, su riesgo creativo, su esfuerzo por buscar un posicionamiento en igualdad a las compañías que se dedican a las artes escénica para adultos... En eso sí que se ha avanzado; queda camino que recorrer, sobre todo, en el tema de la equiparación de cachés. Pero respecto a la producción, el rigor, la calidad, la apuesta tanto personal como económica de las compañías, es más arriesgado muchas veces lo que se produce para las familias, que para los adultos. En nuestro caso, siempre es la creatividad, la singularidad, lo que hace que una compañía tenga una prolongación de su trabajo a lo largo de los años.

Niños interactuando con artistas de calle en FETEN 2020

Obras con Premio FETEN: un 'algo' especial...

Que una obra sea Premio FETEN es ya una marca registrada garantía de calidad que abre puertas en los circuitos de programación. Aparte de la búsqueda de la excelencia, que haya una representación equitativa del mayor número de comunidades, y la diversidad de lenguajes, ¿qué otros criterios se tienen en cuenta para que una propuesta sea seleccionada para participar en FETEN?

Siempre tiene que haber un algo especial. Tiene que haber obras de todos los formatos, porque nos visitan programadores que tienen espacios pequeños, medianos, bibliotecas, grandes auditorios... Las técnicas tienen que estar representadas con la idea de mestizaje. Y por otro lado, las diferentes edades. Desde hace muchos años las compañías, desde la concepción del espectáculo se plantean que trabajan para la familias, tanto para los niños, como para los adultos que les acompañan. Saben que tienen diferentes ojos mirándoles. Que la propuesta englobe a nivel creativo a todos los posibles espectadores, es algo importante. Y en lo temático, que traslade alguna de las inquietudes que a nivel social llegan a nuestros pequeños y a nuestras familias. Esa es ya una característica de las compañías profesionales en las artes escénicas para niños y niñas. 

¿Qué ingredientes debe tener una obra para que de verdad interese, llegue, mueva a los espectadores más jóvenes?

La idea es transmitirles sensaciones y emociones. Estamos educando en la inteligencia emocional, y es algo que nos une a todos: cuando eres espectador, lo ideal no es ver un espectáculo, sino vivir una experiencia que te toque en algún punto de tu sensibilidad. Y cuando eso funciona, salimos con la sensación de que hemos crecido un poquito más, que hemos sumado algo a nuestro día a día. Eso, trasladado a los niños, es lo mismo.

Ya no hay temas tabú

Se observa una tendencia a abordar temas crudos que tradicionalmente estaban vetados a la infancia. ¿Crees que se trata de una moda, es atrevimiento, o se trata de una evolución acorde con las necesidades de la sociedad?

Es algo que viene de atrás. Ya en 2005, Títeres de María Parrato, que fue Premio FETEN, planteaba la muerte de una abuela-cuidadora, y el niño, que era un títere, terminaba admitiendo la necesidad de la muerte como un elemento de la vida. Todo lo que entra en FETEN tiene ese sello. No quiere decir que no haya divertimento, que no haya placer, que no haya sonrisa o carcajada. Lo que ocurre es que el teatro siempre ha tenido un signo de plantear conflictos humanos y sociales, y nuestros niños los tienen: el bullying, el maltrato, la hiperactividad, la enfermedad del alzheimer, la diversidad del amor, la identidad personal, la reivindicación del rol de la mujer..., hasta el cuestionamiento de si existe o no Dios. Durante todos estos años hemos tenido obras en FETEN que han planteado este tipo de conflictos sin problema, tratados con la sensibilidad y el rigor necesarios. Aquello que antes era una anécdota, en este momento es la normalidad. Y están para quedarse, e irán cambiando en función de las situaciones sociales que plantee la vida. Pero el niño es un ser inteligente y hay que tratarlo de esa manera. 

Vistas desde el Paseo marítimo de Gijón

La influencia de la pandemia 

La pandemia ha supuesto un duro varapalo para el sector de las artes escénicas. ¿En qué medida crees que ha influido en el tipo de propuestas que presentan las compañías a nivel temático, formal, creativo…?

A nivel creativo, la situación de las compañías de artes escénicas -como todo el sector de la cultura- es muy débil, y una crisis sanitaria así, que nos debe preocupar a todos, tiene también unas secuelas a nivel de estructuras económicas. Evidentemente influye sobre qué hacer, si mover los espectáculos ya montados...; hay propuestas de estrenos que están aplazándose en función de los calendarios, de si los teatros abren o no... El reto que tenemos como sector de artes escénicas es intentar que esto, una vez que pase, no deje secuelas importantes. Que las estructuras, las programaciones, las campañas... vuelvan a recuperar su "normalidad", y retomar el impulso de llegar a nuestros públicos en vivo y en directo. Eso va a tardar un tiempo. En cuanto a lo temático, a lo mejor vemos la influencia más claramente de cara a FETEN 2022. Creo que estamos todavía en shock, no se ha hecho la reflexión de asimilación para luego abordar la creación. Hay proyectos de estreno que van en esa línea, pero que aún no están plasmados en una producción. En cualquier caso -y no tanto por la oportunidad del tema-, la idea de la soledad del ser humano, de la necesidad del otro, de la comunicación... siempre ha estado presente, porque es un básico de la humanidad.

Museo Nicanor Piñole de Gijón

Los niños, protagonistas


¿Qué te aportan los niños que tienes cerca, en tu entorno, en tu visión como gestora?

Yo tengo seis nietos; fui abuela joven. Los niños en general son motores muy potentes, son los que hacen no pararte en tu día a día. Hay que seguir, con ilusión y proyección de futuro. Aprendo mucho con ellos. Siempre he creído que he tenido una mirada muy abierta..., ¡hasta he hecho un TikTok personal con mi nieta de 12 años! Trato de ver a través de sus ojos. Te provocan, te estimulan, te hacen replantearte tus propios conceptos..., me parecen una fuente de inspiración. Y de cara a FETEN, siempre he querido que esa mirada fresca que me proyectan los niños de mi entorno se vea reflejada en los programas. 

El 20 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro para Niños y Jóvenes. ¿Por qué hay que animar a los adultos a llevarles al teatro?

El teatro provoca experiencias emocionales y da herramientas para educar en la capacidad crítica de nuestros niños a la hora de relacionarse con sus iguales y con sus mayores, para desenvolverse en su vida. Creo que si una madre, un abuelo, un tío... piensa eso, sale corriendo a ver qué propuestas pueden ser susceptibles de llevar a sus pequeños.

Tengo entendido que en FETEN se organiza también un Premio en el que los niños espectadores de los espectáculos se convierten en críticos..., ¿qué tal funciona esta iniciativa?

Funciona muy bien, la actividad tiene ya más de quince años. Queríamos testar cómo nuestros niños veían FETEN, tanto en abierto, como la comunidad escolar. Queríamos que tuvieran herramientas de crítica, que nos dijeran cómo habían visto a los actores, la puesta en escena, el vestuario, la música... Y hay una respuesta interesantísima; es muy divertido y muy formativo para nosotros. Los menores de seis años lo hacen a través de dibujos, y de seis a doce lo hacen a través de escritos. Es muy emotivo, porque ¡hemos visto crecer a nuestros premiados...! Supone un estímulo para ellos y da mucho juego en las aulas.

Logo de FETEN


Escasa repercusión mediática para un sector en auge

Mamá Teatriz es un blog que trata de cubrir el vacío que existe en la información crítica para público familiar, ¿qué opinión te merece la atención que la prensa cultural tradicional dedica habitualmente a este sector, a nivel de difusión, crítica…?

Pues la repercusión mediática en la prensa cultural es muy poca, y no refleja la realidad que hay en este momento respecto a los públicos que asisten y participan en los eventos de artes escénicas. Creo que es un error por su parte, ya que ha aumentado significativamente el número de propuestas familiares y de espectadores de esta parte del arco, (deberían consultar los anuarios de la SGAE) No ser conscientes de esto y no visibilizarlo para sus posibles lectores u oyentes es un error mediático, porque el sector ha crecido, además sin apoyos. El déficit debe plantearse como reivindicación del trabajo de las compañías por derecho propio, pero también por cubrir un espectro que debería ser obligatorio, ya que es un público potencial que los medios no están teniendo en cuenta. Es un criterio que creo que compartimos casi todos los que trabajamos en este ámbito. Son muy pocas las referencias, las ediciones que tienen un hueco -no ya habitual, sino excepcional- para las artes escénicas para familias. Tendrán que ponerse las pilas y revisarlo.


BIO

Marián Osácar es Jefa del departamento de Promoción de las Artes de la Fundación de cultura del Ayuntamiento de Gijón desde 2004, donde coordina el área de Artes Escénicas, Musicales y Visuales.
Es directora artística de FETEN, vocal de la junta directiva de COFAE, y vocal del Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música. Además es miembro de la Academia de las Artes Escénicas de España.

viernes, 12 de marzo de 2021

HUBO una vez... La historia de los pueblos sumergidos rescatada por el Patio Teatro

Hubo una vez... un pequeño pueblo perdido en las montañas, con sus casas de piedra, su plaza mayor, su torre de la iglesia, su cementerio. Hubo una vez una pareja de enamorados que se habían hecho viejitos tomados de la mano mientras la vida se escapaba de ese lugar. Hubo un puente sobre el arroyo serpenteante, el baile incansable de la luna, el invierno que acabó quedándose. Hubo... la ilusión de conocer el mar. Pero el agua inundó el pueblo, y con él quedaron embalsados los sueños de sus habitantes.

Un momento del espectáculo HUBO, de El Patio Teatro. Foto de Clara Larrea

¿Es posible que a un títere hecho apenas de madera y trapos se le salga el corazón del pecho de puro amor?, ¿ver la imagen vívida de un helicóptero intentando rescatar a una anciana del tejado al que ha trepado?, ¿contener toda una vida en 45 minutos?  ¡Ya lo creo...! El teatro es magia y en él todo es posible. La tormenta nos pilla desprevenidos y acabamos empapados hasta las trancas de esta melancólica historia que la compañía riojana El Patio Teatro trae de nuevo a Madrid en el marco del festival Teatralia. Estrenada en 2018, y Premio FETEN 2019 al mejor espectáculo de títeres, llega a la Sala Mirador y al Corral de comedias de Alcalá de Henares muy depurada.

Tras el éxito de A mano (que ha hecho múltiples giras dentro y fuera de nuestro país), Hubo es la segunda obra de El Patio, fruto de un intenso trabajo de investigación acerca de los pueblos sumergidos, que pone sobre la mesa el drama de la despoblación. Un tema de especial interés desde la óptica actual, cuando la pandemia está invirtiendo las tornas e impulsa la fuga de gente de las grandes ciudades a entornos rurales ante la posibilidad de nuevos confinamientos. 

Hubo entronca además con la última producción de la compañía, Conservando memoria, que ha hecho temporada recientemente en la Sala de la Princesa del Centro Dramático Nacional agotando entradas. Ambas escarban en los lugares y las cosas que habitamos, contraponen lo rural frente a lo urbano, ensalzan las pequeñeces de la vida cotidiana, y hacen protagonistas de la acción a los mayores, uniendo el mundo de los abuelos y el de los nietos.

Un momento del espectáculo HUBO, de El Patio Teatro. Foto de Clara Larrea

Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López suelen partir de lo sencillo para contar lo importante. Lo rudimentario, lo apenas esbozado, manejado por ellos, deviene en profundidad. Mueven más que las manos en un espacio escénico dividido en cuatro zonas de acción que conlleva esta vez más trabajo físico.

Uno de los hallazgos de este par de creadores, además de ahondar en temas como la muerte, la soledad, o el abandono -vetados habitualmente de la oferta para público infantil-, es mostrar otras formas de contar: hasta para tender una tela hay que estar enamorado. El mimo con que colocan y  descolocan, manipulan los personajes, la utilería... compone en segundo plano una delicada coreografía que entraña el respirar de la función. 

Un momento del espectáculo HUBO, de El Patio Teatro. Foto de Clara Larrea

Admira la idoneidad con que usan la metáfora. Por ejemplo, el agua es presencia continua aunque no está físicamente. El sonido incesante de la gotera difumina los límites imaginarios de un paraje que acabará desbordándose; o las referencias navales, el buceo, la pesca... El agua riega, salpica, cala.

La amenaza de la desaparición se cuenta con sombras y música... Llegan las máquinas y los árboles caen. El pueblo se vacía, (vemos huellas de pasos infantiles marcadas en la tierra a la que ya no volverán) Y la maleta desvencijada de la protagonista se torna hogar: ahora es cama, balcón, refugio... Barco de vela en el que navegar su pérdida desde la atalaya irreductible del tejado.

Nos conmovió especialmente la fantasía de la viejita remembrando con la boina y la cubeta al que fue su compañero; brillante despliegue de trabajo objetual. La imaginación, una vez más, nos salva de cualquier desdicha. Y todo ello sin decir una palabra. 

HUBO

Producción: El Patio Teatro
Dirección, interpretación, escenografía, iluminación, sonido y vestuario: Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López
Distribución: Ikebanah Artes Escénicas
Género: Teatro de títeres y objetos
Festival Teatralia
Lugar: Corral de Comedias de Alcalá de Henares
Funciones: Viernes 12 y sábado 13 de marzo a las 19:00 h.
Duración: 45 minutos
Edad recomendada: A partir de 8 años

lunes, 21 de diciembre de 2020

Madrionetas 2020: los títeres desafían la pandemia

Si ya a veces parecía un milagro que el teatro orientado a la infancia tuviera foco, en 2020 cualquier evento relativo al género ha pendido de un hilo más que nunca. Sin embargo, Madrionetas, el festival de artes escénicas para todos los públicos que desde hace tres años llena de títeres y objetos vivos la Navidad madrileña, vuelve entre el 23 de diciembre y el 3 de enero al Teatro Fernán Gómez-Centro Cultural de la Villa. Aun reduciendo su oferta, logra mantenerse a flote después del esfuerzo titánico de programadores y compañías invitadas, en un año especialmente difícil para la gestión cultural. La Sala Guirau, la Sala Jardiel Poncela, y el Teatro de Títeres de El Retiro (espacio asociado), acogerán un total de seis espectáculos dirigidos al público familiar, en un repaso -inevitablemente incompleto- por el panorama del teatro de títeres actual. Un escogido puñado de creaciones para fabular de la mano de las marionetas con ese teatro post-pandemia que todos añoramos. 

Cartel del Festival Marionetas: el arte del títere 2020
Cartel del Festival Marionetas: el arte del títere 2020

Izar: El sello Marie de Jongh con brillo estelar

La compañía vasca Marie de Jongh estuvo presente en la anterior edición de Madrionetas con su laureada Amour, y este año nos trae Izar, que ya ha visitado en otras ocasiones la capital. Es la historia de una niña pianista que tiene que afrontar un súbito laberinto emocional del que saldrá guiada y regenerada gracias a una estrella de mar. Como en el anterior montaje de la compañía, se trata de un trabajo de teatro gestual apoyado en máscaras, de gran virtuosismo técnico, factura impecable y alta sensibilidad.  Fue Premio FETEN al Mejor Espacio Escénico en  2018

Un momento del espectáculo Izar, de la cía. Marie de Jongh

La Principita: "Quien no juega no es feliz"

De las múltiples versiones inspiradas en el clásico de Antoine de Saint-Exupéry que se han hecho para la escena, la que propone Teatro Clásico de Sevilla tiene la particularidad de cambiarle el sexo al protagonista. El piloto vuelve cada año al lugar del desierto donde conoció al Principito. Pero un día, procedente también de un lejano y pequeñísimo planeta, aparece una niña: La Principita (que no princesitaAlfonso Zurro, responsable del texto y la dirección, entrelaza un viaje a través de esta historia eterna para descubrir el mundo con otros ojos. Obra musical con potentes imágenes visuales que alberga una crítica al drama de la inmigración.

Orfeo y Úniko

Orfeo y Eurídice, de La Canica, y Úniko, de Teatro Paraíso, las vimos en FETEN en febrero; ambas se llevaron premio (a la mejor versión de un clásico y a la mejor interpretación, respectivamente) Orfeo es un sencillo ejemplo de cómo acercar la mitología a los niños sin aspavientos. La habitual reutilización de materiales reciclados marca de la 'casa Pablo Vergne(perchas, cartones, trapos, utensilios de cocina...) con los que construyen títeres y decorados, dos actrices estupendas, y soluciones brillantemente creativas. Pequeño formato para una aventura inconmensurable.

Imagen de Orfeo, de La Canica Teatro

Lo último de Teatro ParaísoÚniko, con Iñaki Rikarte en la dirección, muestra una historia sobre los celos infantiles y cómo influye en las relaciones familiares la llegada de un bebé. Una farsa caricaturesca con un enfoque controvertido que pone a los padres frente al espejo. Destaca su escenografía de diseño (ideada por Ikerne Giménez), totalmente al servicio de la acción. Teatro que deja huella, tanto por las risas como por los cuestionamientos que provoca.

Un momento del espectáculo Úniko, de Teatro Paraíso

Y en el templete del Teatro de títeres del Retiro...


El público que se acerque al Teatro de títeres del Retiro los fines de semana del 26-27 de diciembre y del 2-3 de enero podrá disfrutar de dos divertidas fábulas. Txo Titelles presenta una de ratones entre telas y letras, Azafrán y Serafín, sobre el valor de la amistad y la cooperación. Teatro Arbolé hace una revisión del cuento popular de Los tres cerditos con juegos y canciones.

Un momento de la obra Azafrán y Serafín, de Txo Titelles

Toda la información sobre fechas y horarios de las funciones, edad recomendada y entradas, aquí.

Otros festivales de teatro infantil que sobreviven 


Con muchas dificultades de organización, luchando por dar esquinazo a la política de cancelaciones y haciendo malabarismos para hacerlos posible, este otoño han seguido celebrándose otros festivales también muy enraizados en la capital. Aun reduciendo fechas, espacios de exhibición y aforos, y limitando las compañías participantes a una presencia casi testimonial, tanto el Titirimadroño, como Pendientes de un hilo, o Rompiendo el cascarón han visto la luz, cumpliendo objetivos y en algunos casos, con entradas agotadas. Su supervivencia ha sido esta vez el mayor de los éxitos. 

Un momento del espectáculo Esos días azules, de Accidental Company 

Esos días azules, de la compañía hispano-francesa Accidental Company, se nos escapó cuando hizo temporada en La escalera de Jacob, pero recuperamos la ocasión de verla en el Centro Cultural Eduardo Úrculo, enmarcada en el festival Titirimadroño. Poética pieza sobre la vida y obra de Antonio Machado, con un diseño de títeres primoroso, un espacio escénico entre lo onírico y lo artesanal, y música de guitarra flamenca en directo. 

El festival de teatro para primera infancia Rompiendo el cascarón que se viene celebrando también en el FernánGómez-Centro Cultural de la Villa aún muestra estos días la obra Pachamama, de Baraka Teatro, que también descubrimos en la pasada edición de FETEN. Una cuidada recreación de la madre tierra a través del la danza objetual y sensorial para primera infancia.