martes, 25 de octubre de 2016

Titirimadroño 2016, tres días de fiesta para títeres, niños y adultos

¿Puede haber un festival de títeres con un nombre más castizo? Aquí os presentamos el Titirimadroño, que se celebrará en Madrid los próximos días 28, 29 y 30 de octubre, un pequeño festival lleno de grandes títeres, que un año más -y ya van siete ediciones-, invadirán el vallecano Centro Cultural Pilar Miró.

El evento está organizado por UNIMA Madrid (Unión Internacional de la Marioneta de Madrid), una asociación cultural no gubernamental, que integra no sólo a profesionales del teatro de títeres, sino también a aficionados, gestores culturales, profesores, artesanos... Titirimadroño es una ocasión para el encuentro entre los amantes de este arte, que comparten experiencias artísticas con otras compañías y se relacionan con nuevos públicos.

Cartel principal del Festival Titirimadroño 2016

Con una programación diversa muy apetecible, y precios populares (algunas propuestas son gratuitas, y otras a 5 y 6 euros), la particularidad de este festival es que aúna espectáculos de títeres para adultos y espectáculos dirigidos a niños. Según explican desde UNIMA Madrid, "el teatro de títeres está muy ligado socialmente a la infancia, de manera que en el momento en el que los niños ya no se sienten como tales, dejan de acudir a los espectáculos. Resulta muy difícil llegar a recuperar a este público...". De ahí la importancia de eventos de este tipo, que favorecen y estimulan la creación de producciones de títeres y objetos tanto para niños, como para adultos, igual que ocurre ya en varios países europeos.

En esta edición de Titirimadroño participan algunas compañías madrileñas, pero vienen también montajes foráneos que no son fáciles de ver en la Comunidad, por lo que suponen una oportunidad única para que el público pueda disfrutarlos. Aquí prestaremos especial atención a aquellas funciones aptas para niños y jóvenes.

Imagen de En attendant Coco, de Le Loup qui zozote

Programación para público familiar

El viernes 28 a las 20:30 h. abre el Festival la compañía Teatro Lafauna, con De Las Manos, coproducido por La Tartana, un espectáculo de títeres dirigido a público juvenil y adulto, a partir de 12 años. Se trata de una obra que mezcla títeres, autómatas, actores, sombras y proyecciones para transportarnos al escenario frío y sombrío de un manicomio. Desde allí y a través de varios de sus personajes, nos relatarán cómo la alienación y el encierro pueden no ser barreras para la imaginación humana, y cómo la búsqueda de la belleza lucha contra la asfixia de un sistema en donde lo más valioso son las manos de los internados.

Imagen de De Las Manos, de Teatro Lafauna

El sábado 29 será el 'día grande' del Festival, con cuatro espectáculos programados. El primero orientado a público infantil es El niño que salió de un agujero negro, de la compañía Fábrica de Paraules, procedente de Alicante, que no se dedica expresamente al teatro de títeres, por lo que aporta una visión distinta muy interesante. La obra habla del deseo de transformar el mundo y llenarlo de sueños de libertad: "A los hermanos Hansel y Gretel les encanta reinventar los cuentos de siempre, viajar a lugares inexistentes o preparar grandes batallas contra enemigos imaginarios...". Se podrá ver el sábado 29 a las 12:30 h.

La compañía madrileña Naranjarte estará también en Titirimadroño el día 29 con su instalación Shadows & Circus,  un recorrido de sombras y luces fluorescentes. Un buzo que capta instantáneas bajo el mar y unas esferas que flotan como perlas azules servirán de preámbulo intermitente al resto de funciones. Es gratuita y se realizarán tres pases, a las 11 h., a las 16 h., y a las 19 h.

Imagen de El niño que salió de un agujero negro, de Fábrica de Paraules

A las 17:00 horas del sábado, la compañía francesa Le Loup qui zozote presenta su curioso espectáculo En attendant Coco, una bella pieza de títeres de guante, llena de ritmo, para disfrutar en familia (a partir de 3 años). Atención a su simpática receta para una deliciosa representación de marionetas:

'Poner dentro de un gran teatrillo móvil un pequeño pirata burlón. Sumergirlo en los brazos de una bella. Incorporar inmediatamente un viejo celoso, pérfido y mezquino (ojo con los grumos). Llevar todo a ebullición. Remover firmemente y dejar reposar (pero no mucho) hasta que…¡Todo explote!'.

El Festival se cierra el domingo 30 a las 12:30 h. con El pollo Pepe, de Teatro de la Luna, una función para los más pequeños basada en el famoso cuento infantil de Nick Denchfield y Ant Parker. En escena, un libro gigante. De entre sus páginas van saliendo el pollo protagonista y los otros personajes de la granja donde vive. Y lo que en el papel son desplegables, se convertirá en divertidas escenas que estimulan la participación de los niños. (A partir de 1 año).

Cartel con la programación de Titirimadroño, diseñado por Andrés Esteban

TITIRIMADROÑO 2016

-Festival de títeres organizado por UNIMA MADRID-

Lugar: Centro Cultural Pilar Miró (Plaza Antonio María Segovia), distrito Villa de Vallecas.
Fechas: 28, 29 y 30 de octubre.

jueves, 20 de octubre de 2016

La cueva de Clan de Bichos: teatro negro, muppets, y humor canalla en el corazón de Madrid

Un rincón mágico

Una de esas cavas que parecen lugares encantados, tan típicas del Madrid de los Austrias, que en otros tiempos fuera vaquería, o floristería..., está poblada ahora por otros habitantes: los títeres y objetos convertidos en personajes por la compañía Clan de BichosSusana Sánchez e Ismael Moreno son una pareja que lleva más de diez años de andadura juntos, y dos como regidores de este singular espacio. Tienen el valor de ser dos teatreros incombustibles que lo hacen todo ellos mismos: Ismael es escenógrafo, artesano de marionetas, transformador de objetos; Susana es guionista, compositora, relaciones públicas... Ambos productores, actores, titiriteros.

Ella, además, tiene un don para tratar con la gente y crear un ambiente amigable para todos: recibe al público, bromea con ellos, acomoda a pequeños y mayores sacando el máximo partido al recoleto espacio, presenta..., y tiene detalles (como preocuparse de que los niños que lo necesiten vayan al baño antes de que comience la función), que hacen que cualquier visitante de La Cueva se sienta como en su casa: la cercanía es tal que se transmite la entrega, el mimo y el amor que hay detrás del proyecto. Merece la pena escaparse a conocerles.

La cueva de Clan de Bichos

Nos muestran el lugar como teatro irreal; por un lado, es un guiño a su vecindad con el templo de la lírica madrileño, el Teatro Real (que se encuentra a apenas tres minutos), y aunque es bastante más modesto, no le faltan sus decorados en grana y oro; por otro, porque buena parte de sus montajes se sustentan en un imaginario surrealista y absurdo.

Agugutata: el primer parto en directo de un bebé títere

Nos aseguran que allí se cuentan historias espeluznantes, como la de la familia... Y es que la propuesta de los domingos es realmente original: en Agugutata asistimos a un acontecimiento insólito: el primer nacimiento en directo de un bebé títere. Una divertida oda a la familia, sobre todo a los agotados papás, a quienes se advierte de la que se les viene encima cuando deciden tener a sus cachorrillos humanos.
Los simpáticos títeres tipo muppets (de guante y varillas, construidos en materiales blandos y con enormes ojos saltones) sumados al uso de proyecciones, logran un conjunto visual muy potente que capta pronto la atención de los niños.

Mamá títere con sus dos hijos

Chusa, la hija/hermana mayor va presentando a los personajes principales, entre ellos Papá Popoto, un filósofo y rockero (en paro, por supuesto) que sufre en sus propias carnes los síntomas del embarazo, mientras la futura mamá está fresca como una rosa... Esa tarde, por primera vez en mucho tiempo, los padres consiguen dejar a la niña con los padrinos/abuelos para poder ver juntos a solas la final de la Liga de los Cuentos, que se juega entre el 'Atlético de Malvados' y 'Los más guays del Reino', retransmitida por un comentarista que le da unas cuentas patadas a algunos tópicos de los personajes de cuento tradicionales. Al final del partido, de pura emoción, la madre rompe aguas y hay que salir pitando para el hospital.

Nada de semillitas, ni historias de París, ni encargos a la cigüeña...; aquí hay una voluntad expresa de contar a los niños la realidad de un parto: la barriga gorda, los pujos, el papá ausente porque no encuentra aparcamiento, la oxitocina por las nubes, la subida de la leche...

Papá Popoto

Bravo por la viveza de los actores a la hora de improvisar: genial el momento en que uno de los manipuladores, fuera del teatrito, intenta quitarle a la mamá un pelo -hilo de lana- de la cara que le restaba expresividad, provocando el enfado de la títere porque estaba interrumpiendo su solo de bienvenida al bebé, "El día más feliz de mi vida", un momento muy tierno y emotivo (¡ay, estos titiriteros, siempre fastidiando...!).

La propuesta tiene un discurso inteligente para los niños, a la vez que está plagada de toques humorísticos bastante gamberros que buscan la complicidad de los adultos, hacerles recordar el niño que fueron...
Los títeres salen y entran de la historia continuamente para dirigirse al público (sorprende que se aprendan los nombres de los pequeños espectadores) y les animan a cantar, a repetir las coletillas, e incluso a participar en la acción.

Un punto a favor merece también el aspecto musical: todas las canciones están compuestas expresamente para la ocasión y (salvo el número final) son interpretadas en directo, con gracia y afinación, a la vez que se manipulan un sinfín de personajes y trastos.
En suma, una fábula dinámica y entretenida, que da la impresión de que fluye según la atmósfera que se genera, y varía en cada nueva representación.

El bebé títere

¿Con qué sueñan los bebés?

Este interrogante da pie a una parte muy distinta de la obra que se realiza con la técnica de la luz negra. Un tropel de figuras fosforescentes se van sucediendo ante la mirada atónita de los peques. Algunas de ellas guardan relación con el mundo de los bebés (un biberón, chupetes, una luna-mecedora...); otras, como monstruos variopintos, seres del mar, pájaros fantásticos, espirales hipnóticas, planetas cuya conquista se disputan Macintosh o Windows... resultan desconcertantes por lo inconexas y la falta de dramaturgia. Un derroche de formas y efectos que recuerda a la borrachera onírica de Dumbo en el clásico de Disney, y que en algún momento llega a abrumar por el exceso. El sueño se torna pesadilla esquizoide y el bebé se despierta; alguien tendrá que venir a cantarle una nana.

Imágenes y objetos del sueño del bebé

Imágenes y objetos del sueño del bebé

Sería curioso ver algún día la función que se esconde detrás de la función: asistir al baile de objetos, cambios de lado, manos que se visten y desvisten, posturas imposibles, ordenado caos, baño en sudor de los dos manipuladores..., desde el revés del telón.
Al final de la obra, a los niños más mayorcitos se les invita precisamente a descubrir los entresijos del teatro negro pasando un momento a la trastienda, y toda la familia puede acercarse a tocar a los muñecos, y a hacerse fotos con el bebé títere, protagonista de la historia.


"Agugutata"
Una creación de Susana Sánchez e Ismael Moreno

Teatro: La Cueva de Clan de Bichos
Dirección: C/ Mesón de Paños, 2 (Metros Ópera/Sol)
Funciones: Domingos a las 12:00 y a las 17:00 h.
Duración: 60 minutos.
Edad recomendada: Espectáculo familiar. Los niños a partir de 4 años lo entenderán mejor.
(Imprescindible reservar)

lunes, 17 de octubre de 2016

Itziar Pascual: "En el teatro para niños hay una transgresión estética, poética, ideológica..., que no encontramos en el teatro para adultos"

Itziar Pascual es introvertida, calmada, tiene una voz fina que recuerda a algún personaje de un bosque de cuento, transmite ternura y habla con la claridad de quien lleva toda su vida contando historias a través y alrededor del teatro (es periodista, profesora de Dramaturgia en la RESAD, investigadora, y autora de una treintena de obras). En el Día internacional de las mujeres escritoras, compartimos un café con ella para hablar de su visión sobre el panorama actual del teatro infantil, y de su trayectoria como creadora especializada en el género.

En España hay cuatro premios fundamentales de teatro para niños: el Premio SGAE, el Premio ASSITEJ, el Premio de la Escuela Navarra de Teatro (uno de los más veteranos), y el Premio Barahona de Soto. Itziar Pascual los ha ganado todos. El último, el Premio SGAE 2015, con La vida de los salmones, una historia en femenino sobre la cultura del cuidado, la importancia de la tradición oral y de cantar nanas a nuestros niños, que acaba de ser publicada por la editorial Anaya. En breve se hará una lectura dramatizada de la obra en la Sala Berlanga de Madrid. Además, el pasado 7 de octubre se estrenó en Lucena (Córdoba) su poema dramático Ainhara.

La maternidad actúa a menudo como motor de emprendimiento, ¿fue tu caso? ¿Cómo surgió tu interés por el teatro infantil, hubo algún detonante?

No fue el motor principal inicialmente, porque hubo dos acontecimientos que yo creo que fueron epifánicos, pero sí es verdad que la maternidad influyó después, en el horizonte como espectadora, en mi práctica personal y en mi vida cotidiana. Y esos dos acontecimientos fueron: escribir una obra en la que yo no pensé inicialmente en un público infantil como potencial, pero ocurrió que los niños se apropiaron de esa obra, lo cual me parece un territorio muy interesante. La escritura para niños no necesariamente es la escritura concebida expresamente para ellos; la Historia está llena de ejemplos de escritores y de obras, como Dickens, Stevenson, Julio Verne, Poe..., que no pensaban que estaban escribiendo para niños. Esto me pasó con una obra que se llama Miauless, que se sigue representando, y está teniendo mucha vida.
A partir de ahí sí que tuve el deseo de escribir por primera vez para niños: mi obra Mascando ortigas, ganó el Premio ASSITEJ en 2005, y esa fue realmente una oportunidad maravillosa que me dio la vida, porque me permitió publicarla en ASSITEJ, participar en FETEN, y además, y sobre todo, conocer a una persona imprescindible en mi modo de entender el teatro para niños, que es Suzanne Lebeau.
La dramaturga Itziar Pascual

Cuando estás trabajando en una obra, ¿piensas en que los niños la lean, la interpreten, la vean representada...?

Ahora ya sí. Hay una etapa muy intuitiva al principio en la escritura de teatro para niños, donde trabajas sobre todo con cuestiones como tu propia noción de infancia, tu bagaje personal, tu relación con niñas y niños cercanos, tus recuerdos de vivencia infantil..., pero hay otro momento, en que, sin negar esos aportes, se abre a un trabajo más consciente de todas las singularidades que tiene el crecimiento de una persona entre 0 y 17 años. No es igual un bebé, que un niño de primaria, que un niño de infantil, que un chico o una chica de la ESO, por decirlo con categorías educativas. Ni su imaginario es el mismo, ni su relación con la lecto-escritura es la misma, y por tanto con lo social, con la comunicación, con el lenguaje, con la acción...

Sucede muchas veces que, cuando acudimos a la cartelera de espectáculos infantiles, encontramos esa coletilla recurrente, “para niños de 0 a 99 años", que genera cierta confusión, ¿no crees que las obras de teatro infantil deberían estar mejor categorizadas?

Sí, estamos en un totum revolutum, pero eso es así por varias razones. La primera, porque aunque tú defines un horizonte ideal de espectador..., por ejemplo, de 8 años, ese espectador de 8 años tiene hermanos, mayores y menores, y la práctica del teatro en familia no es exclusiva, es decir, van los hermanos, van los adultos que acompañan..., porque -no lo olvidemos-, el niño es un espectador mediatizado. Cuando un niño va al teatro siempre es porque previamente un adulto lo ha decidido.  Y ese adulto puede ser madre, padre, familia extensa, profesor, institución, programador... Esto hace que efectivamente ese 'horizonte ideal' sea muy difícil de cumplir, por las familias, por los colegios, y por las compañías también.
Por otro lado, cuando hablamos de esa hipotética condición de 0 a 99, podríamos entender que se habla de teatro para público familiar, lo cual es un concepto distinto, es decir, un espectáculo que aspira a ser útil, poético o emotivo a la vez para un adulto y para un niño; que ambos puedan compartir una experiencia con distintas capas de lectura o niveles de sentido... Esa exigencia significa ser capaz de generar lenguajes teatrales coherentes para públicos distintos, lo cual no siempre se da, y además supone un enorme compromiso y desafío para los artistas. Esto, frente a teatro exclusivamente para niños, donde por muy comprometida que sea la manera en que los padres van al teatro, el adulto es el 'convidado de piedra'. Creo que son ligas distintas, y esa información es buena que el público la tenga.

¿Compaginas la escritura para niños y la de adultos, o ahora estás más volcada en la primera?

Trabajo para públicos diferentes, pero es verdad que ha venido una etapa de muchas oportunidades  y de muy buenas noticias en el teatro para niños. Ganar en 2015 los tres premios que me faltaban (de los cuatro principales que hay en lengua castellana) fue una puesta en valor y una experiencia maravillosa, y además tuve la enorme suerte de poder colaborar con La Rous en su último espectáculo, Hilos, que obtuvo el Premio FETEN a la mejor dramaturgia compartida en esta creación. 2015, y ahora 2016, han sido unos años muy prolijos y muy bonitos, y estoy muy contenta.

Portada de La vida de los salmones

Da la sensación de que la literatura dramática infantil es una gran desconocida, ¿sigue siendo tan importante para los autores ganar un premio que sirva de lanzadera? 

Por supuesto que los premios siempre son un respaldo, son la oportunidad de acceder a una edición de calidad. Por ejemplo, ASSITEJ es una entidad que cuida muchísimo la edición; además ha generado todo un trabajo de colaboración con la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes para difundir sus fondos, lo que supone llegar a lectores a los que no llegaríamos de otra manera. El Premio SGAE tiene una edición de Anaya, con trabajos de ilustración maravillosos... Cuidar la edición del libro teatral, presentarlo y distribuirlo bien es fundamental. Y hay premios (como el de la Escuela Navarra de Teatro, o el Premio Barahona de Soto), que implican estreno, y luego permanecen en campaña escolar, lo que es realmente importante, porque los textos tienen que moverse, ser visibles, tienen que llegar a las compañías, llegar al público.

Aparte de los premios, ¿qué cauces crees que serían necesarios para que estos trabajos salieran más a la luz, encontraran otras vías de difusión...?

Hay que conseguir que el teatro para niños esté dentro del movimiento general de la literatura para niños. La poesía ya lo está logrando, y en cambio en el área del teatro para niños, el acceso a fondos en las librerías de las ciudades es muy pequeño, muy sobrio. Hay mucha tarea por hacer, pero también hay que poner en valor todas las dinámicas que ya se están llevando a cabo. Por ejemplo, El Salón internacional del libro teatral realiza lecturas dramatizadas de teatro infantil con entrada gratuita. Cada vez más, las librerías están haciendo presentaciones de libros de teatro en sus sedes. La Fundación SGAE organiza ciclos de teatro infantil a través de la Sala Berlanga. Muchas veces nos falta el conocimiento de lo que ya se hace.

Parece que no se acaba de superar la idea de que el teatro infantil es un género menor...

Es muy importante negar el tópico viejo que no se corresponde con la realidad teatral española. En 10-15 años se ha producido una verdadera revolución artística en el teatro para niños. Hay compañías de altísimo nivel; hay propuestas de una transgresión estética, poética, ideológica..., que a veces no encontramos en el teatro para adultos. El teatro para niños tiene público, tiene salas, tiene ferias, tiene circuitos, tiene festivales internacionales..., luego hay todo un sector de creación relevante.
Suzanne Lebeau ha sido para mí una persona capital para comprender que no hablamos en modo alguno de un género menor, sino a veces de una hermenéutica menor, de un prejuicio instalado, de un punto de vista de algunos adultos sobre un determinado teatro para niños. O la perspectiva del teatro para niños como un medio, y no como un fin en sí mismo. Hay propuestas con un valor extraordinario, y a todo ese trabajo es muy importante darle las condiciones materiales y económicas adecuadas para que se desarrolle. Por ejemplo, en el mundo del teatro para niños pasa que los impuestos son los mismos, pero el precio de las localidades o el caché de las compañías es inferior. Ahí hay una dificultad inherente que es el resultado de ese prejuicio: como es 'menor', los artistas tienen que cobrar menos..., pero los artistas del teatro para niños pagan los mismos impuestos que las compañías que trabajan para adultos. Hace falta una dignificación de este trabajo, una reflexión sobre el papel que queremos que el arte tenga para las edades tempranas.

Ensayo Suzanne Lebeau: Las huellas de la esperanza

A menudo son las propias compañías las que ofrecen propuestas poco exigentes, con recursos mínimos. De manera que con una nariz de payaso, una canción y unos globos, la función ya tiene apariencia de "infantil"...

Es totalmente respetable una animación sociocultural, o una práctica de dinamización de un grupo..., pero es muy importante saber cuándo estamos haciendo teatro para niños con el propósito de generar una experiencia artística, o estamos convirtiendo el teatro en un medio para incluir áreas curriculares de según qué asignaturas, o generar unos ingresos que permitan después hacer una producción  para adultos. Ahí es donde la reflexión de si el teatro para niños es medio o fin procede hacérsela a las compañías, preguntarles: ¿cuál es tu relación con lo infantil?, ¿es porque confías en lo que haces, lo que quieres hacer merece la pena, o es porque estás pensando en el carácter subsidiario del teatro infantil? La diferencia es transparente cuando asistes al teatro como espectador. No tiene nada que ver un tipo de teatralidad que lo que pretende es conseguir un número determinado de funciones, dentro del concepto de campaña escolar, porque hay unos temas que son de preferencia educativa y hay una serie de contenidos curriculares que se quieren integrar, a decir: el teatro es un fin en sí mismo. El arte, la poesía, no tienen una finalidad didáctica; lo didáctico, si está, es porque a una persona le mueve emociones y le transforma ver una obra. Esta es nuestra batalla.

Al hilo de las temáticas que priman en las obras infantiles, y volviendo a tu faceta como autora, ¿cuáles son los temas que abordas en tu obra para niños?, ¿hay asuntos recurrentes que sueles tratar?

Cada obra pretende tener un desafío nuevo, una tarea y un aprendizaje; para mí es muy importante que cada obra me obligue a desprenderme de lo que había aprendido en la anterior y a ponerme ante la duda de no saber cómo enfrentar la siguiente. No creo que haya unos temas recurrentes como tales, aunque sí puede haber leit motivs o atmósferas... En este momento me mueve la exploración de temáticas. Un rasgo de la literatura para niños es que hoy el concepto de tabú nos hace preguntas a los artistas sobre lo prohibido, lo limitado, qué se puede y qué no se puede contar a los niños. Creo que no hay temas vedados, sino que la tarea es encontrar los modos de afrontar y comunicar temas totalmente diversos. Me interesa mucho la relación entre la belleza y el humor, los límites entre lo poético y lo dramático, la relación entre lo vivencial, lo cotidiano, lo pequeño, y lo colectivo; lo político, en el sentido de ciudad en la que adultos y niños vivimos, qué concepto de organización colectiva nos damos. Y luego hay cuestiones que tienen que ver con la memoria, con la soledad, y con la esperanza. La noción de esperanza es fundamental en el teatro para niños. Eurípides nos recuerda, después de escribir una obra como Las Troyanas, que hace 25 siglos que el teatro resiste. 


Ilustración de Beatriz Castro para La vida de los salmones

Acaba de ver la luz tu obra La vida de los salmones, galardonada con el Premio SGAE 2015, cuéntanos cómo fue el proceso creativo...

La vida de los salmones es una obra con tres personajes femeninos: una niña, una bailarina, y una mujer con la que cada noche se reúnen en la habitación de los sueños para cantar nanas, contar cuentos... Es una historia que tiene que ver con el cuidado; qué significa cuidar y ser cuidado, pero no se plantea en términos de relación madre/hija, de hecho el concepto de madre no aparece en ningún momento de la obra. En una sociedad de la prisa y de la urgencia, tiene vital importancia seguir preservando la oralidad, el canto de las nanas (que hoy estamos convencidos de que son una creación femenina). Reflexionar sobre lo importante que es la cultura del cuidado, la tarea de dar confianza, acunar, cuidar, proteger a nuestros niños. Cuando se siembra, la cultura del cuidado crece, se hace recíproca y se dirige hacia más caminos. Aletea en La vida de los salmones la convicción de que no somos guisantes, sino que todos estamos en relación con alguien que nos cuidó, que se desveló por nosotros, que no durmió, que se tapó las ojeras..., y ese alguien en un altísimo porcentaje fueron mujeres.

Ilustración de Beatriz Castro para La vida de los salmones

Fuiste fundadora de la Asociación de Mujeres de las Artes Escénicas de Madrid (AMAEM Marías Guerreras), ¿qué mensajes transmite el teatro a las niñas de hoy?

Me interesa mucho ampliar el horizonte de los personajes femeninos, y en el teatro para niños especialmente; todo lo que tiene que ver con dotarlos de complejidad, de acción, de capacidad metamórfica, de progresión, de tensión... Es muy importante que nuestras niñas tengan ejemplos, oportunidades, imaginarios que contesten y re-signifiquen la estrechez de determinados roles. Hay que plantearse qué tipo de ficciones ofrecemos, qué función tienen los personajes, qué dices en lo que dices; si estamos repitiendo a nuestras niñas el viejo corsé... Me parece muy importante que tengan conciencia, libertad, que sean lo más piratas posibles.

¿Qué te aportan tus hijas como escritora?

Mis hijas me construyen y me aportan muchas cosas; ponen en duda eso de "lo que un niño entiende o no entiende". Muchas veces ocurre que el adulto tiene una especie de conceptualización de lo que es la infancia, y suele haber una idea de la infancia como paraíso, como un territorio idílico; se ha borrado la propia vivencia, la propia memoria interna, y se ha dulcificado e idealizado la infancia, cuando la experiencia de un niño está llena de intensidad, crisis, conflictos, anhelos, luchas, tristezas... Es muy importante también ser conscientes como creadores de teatro para niños de que tenemos esa labor de reeducar a los adultos.

¿Podrías destacar algunas compañías, que, en tu opinión, están haciendo actualmente un trabajo comprometido y de calidad hacia la infancia y la juventud?

Para mí hay una serie de compañías en el teatro y en la danza de este país que son ejemplares y que hay que ponerlas en primer lugar. Voy a citar a Karlik y a La Rous porque lo he vivido en primera persona al haber trabajado con ellos, pero daría la misma fe como mera espectadora, porque realmente hay un compromiso, una exigencia artística y poética que es emocionante. Una niña, de La Rous, habla del abandono infantil, y lo hace con belleza, con amor, con esperanza. Karlik: hacer la vida de Frida Khalo para niños, y que sea un espectáculo lleno de poesía, de elegancia, de imaginación... Ultramarinos de Lucas, son una compañía modelo en su técnica teatral, en su manera de tratar los cuentos de la tradición popular, en la apertura temática; no creo que haya muchas compañías que puedan decir que han hablado del acoso escolar como lo han hecho ellos, con la poesía y la emoción de Juul, que para mí es un espectáculo epifánico. Marie de Jongh (ganadora este año del Premio FETEN por Amour), está haciendo un trabajo extraordinario. Teatro Paraíso, por supuesto. Y qué decir de Aracaladanza, una compañía ejemplar en el trabajo poético y expresivo en la danza para edades tempranas. No cae del cielo una gira como la que están haciendo ellos por toda Asia... En fin, hay mucha gente maravillosa que está haciendo cosas increíbles, y por eso es importante evidenciar que estamos en un territorio de una altura artística de primer rango, que España tiene unos creadores de altísimo nivel, que de hecho están mostrando sus montajes fuera. Ese es el resultado de mucho trabajo, de mucho rigor, y de un entrenamiento físico muy serio.

Cartel de Ainhara (poema dramático)

¿Estás de acuerdo con ese dicho que afirma que los niños son el público más exigente?

Sí, porque es un público que no tiene ningún deber de ser correcto, que expresa con plena sinceridad lo que le pasa, que percibe perfectamente cuándo no le están tratando con la altura poética y ética que le toca. Es un público que no se siente cautivo, y que va a tener una relación sincera con lo que acontece en escena.

¿Qué elementos consideras fundamentales para que funcione un espectáculo con los niños, para llegar a tocarles?

Hay muchos caminos distintos, pero yo destacaría el principio de coherencia; es decir, no prometer a los niños-espectadores cosas que luego no les das, como por ejemplo una participación que luego le impides. Y hablaría de rigor, de trabajar con verdad lo que estás contando.


Últimas obras con premio de Itziar Pascual:

La vida de los salmones, Premio SGAE 2015. Ed. Anaya.
Aire de vainilla, Premio de la Escuela Navarra de Teatro 2015.
Ainhara, Premio Barahona de Soto ciudad de Lucena 2015.
Mascando ortigas, Premio ASSITEJ España de Teatro para la Infancia y la Juventud 2005. Ed. Assitej.

jueves, 13 de octubre de 2016

Capítulo especial sobre teatro para la infancia en la revista Primer Acto

La mítica revista Primer Acto, veterana publicación especializada en investigación teatral (fue fundada en 1957 por el recientemente desaparecido José Monleón), ofrece en su último número un capítulo especial dedicado al Teatro de y para la infancia. La sección integra artículos de reconocidos profesionales del sector, como Rocío Bello, profesora de la Escuela Municipal de Arte Dramático de Madrid, que reflexiona sobre la educación artística de calidad en "Hartos de ser el futuro", la dramaturga Itziar Pascual, quien nos traslada su charla con el coreógrafo argentino Enrique Cabrera, director de la compañía Aracaladanza (que, por cierto, vuelve al Teatro de La Abadía el próximo mes de diciembre con su espectáculo Vuelos), o Lola Fernández de Sevilla, que pone en valor los 25 años de FETEN en "Decir sin decir".

Como apunta Ángela Monleón en el editorial, "la infancia se pregunta, nos pregunta, qué teatro, cuál es el cuento que tenéis preparado, para qué mundo nos estáis educando… Pasamos, silenciosos, la página y de nuevo el vuelo, esta vez de la mano de Leonardo da Vinci y de Aracaladanza. ¿Será que la mejor historia de la humanidad es la historia de sus artistas? El niño erizo de La Machina Teatro asiente y reclama el valor de ser diferente. La Rous teje con cuidado los hilos entre generaciones...".
Desde aquí animamos a cualquier interesado en el teatro para la infancia a leer este trabajo.

Portada del nº 350 de la revista Primer Acto

Durante más de medio siglo Primer Acto se ha convertido en un foro de discusión de referencia para la cultura -tanto española como latinoamericana-, y ha propiciado la reflexión crítica en torno al fenómeno teatral. Reconoce Ángela Monleón que "llegar al número 350 de Primer Acto no ha sido fácil. Pero aquí estamos".

El próximo número de la revista verá la luz en la primera quincena de noviembre. Será el primero tras el fallecimiento de su alma mater, Pepe Monleón, el pasado 15 de julio, y a buen seguro rendirá homenaje a este maestro clave en la historia reciente del teatro español.

Teatro de y para la infancia 

Artículos comprendidos entre las páginas 43 a 65:

-Cuando cuentes cuentos cuenta cuantos cuentos cuentas, por Gabriel Yépez

-Hartos de ser futuro, por Rocío Bello

-Con Enrique Cabrera: … desde el niño que puede volar, por  Itziar Pascual

-El niño erizo: El valor de ser diferente, por Diana I Luque

-25 años de Feten: Decir sin decir, por Lola Fernández de Sevilla

miércoles, 5 de octubre de 2016

Dos Premios FETEN este mes de octubre en Cuarta Pared

Este otoño, la sala Cuarta Pared abre su programación para niños y público familiar con dos hermosos espectáculos condecorados con un galardón excepcional: el Premio FETEN, uno de los reconocimientos de teatro infantil más importantes a nivel nacional y europeo.
El árbol de mi vida y La casa del abuelo, son dos joyitas que estarán en Madrid en octubre en dos únicas funciones (los días 16 y 23 respectivamente) y que no hay que dejar escapar. Ambas propuestas abordan el paso del tiempo, el papel indispensable de la familia, y la huella que deja en nosotros cada persona que se nos cruza en el camino.

Imagen de La casa del abuelo

El árbol de mi vida

Esta creación habla en tono amable, positivo, cariñoso y divertido de los recuerdos que vamos guardando de las personas con las que crecemos. La compañía Pata Teatro nos cuenta la vida de un matrimonio, Él y Ella, que comparten su existencia juntos. Al llegar a la vejez, a Ella le gusta sentarse bajo el Árbol, donde han vivido tantos momentos felices, para recordar su historia.

El tema fundamental es el ciclo de la vida, mostrando las distintas fases de Él: cómo nace, sus primeras palabras, su paso por el colegio, cómo se conocen Él y Ella, cómo nace su hijo Pequeñín y el primer viaje que emprenden los tres juntos.

Los actores Macarena Pérez Bravo y Carlos Cuadros recibieron por este trabajo el Premio FETEN 2015, "por llevar a escena la poética de lo cotidiano". La obra obtuvo también tres nominaciones a los Premios de Teatro Andaluz (mejor autor, mejor dirección y mejor espectáculo para la infancia), y cuenta además con el reconocimiento de “Espectáculo recomendado por la Red Española de Teatros”.

El árbol de mi vida se podrá disfrutar en la sala Cuarta Pared el domingo 16 de octubre a las 17:30 h., y en campaña escolar, el lunes 17 de octubre, a las 10:00 y a las 11:30 h.

Imagen del espectáculo El árbol de mi vida

La casa del abuelo

Dicen que los que se van sobreviven gracias al recuerdo que de ellos pervive en quienes los amaron…
El Abuelo vive en su rutina: se lava a la misma hora, desayuna a la misma hora, pasea a la misma hora. Un día, sus piernas deciden dejar de caminar, y poco a poco se va apagando. Cuando el Abuelo se marcha para siempre, los que quedan, construyen una casa muy cerca de él para que no se sienta solo. Así continúa la historia, plácidamente, abriendo y cerrando cajones, recordando con cariño, “a través de la magia de un escritorio”, lo que fue su vida.

La prestigiosa compañía de Rosa Díaz, La Rous, nos trae este retablo intimista y delicado que logró el Premio al mejor Espectáculo FETEN 2009 y el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2011.
Este año 2016, La Rous ha cosechado otro Premio FETEN, esta vez a la interpretación y a la dramaturgia, por otro espectáculo que también estamos deseando ver: Hilos (co-escrita con Itziar Pascual), sobre los vínculos familiares y emocionales que tejemos a lo largo de nuestra vida (está programada por Acción Educativa el sábado 5 de noviembre a las 19:00 h., en el Centro Cultural Paco Rabal).

La casa del abuelo se podrá disfrutar en la sala Cuarta Pared el domingo 23 de octubre a las 17:30 h., y en campaña escolar, el lunes 24 de octubre, a las 10:00 y a las 11:30 h.

Imagen del espectáculo La casa del abuelo

Qué es FETEN

Fetén es algo estupendo y fenomenal, pero también es la Feria Europea de Artes Escénicas para Niños y Niñas, que se celebra en Gijón desde 1991, un espacio que promueve los intercambios y la cooperación entre los distintos sectores de creación y distribución de las artes escénicas. Esta Feria reúne anualmente a programadores, distribuidores, y profesionales especializados procedentes de toda España y de Europa, con el objetivo de potenciar el mercado, a la vez que promueve la exhibición de espectáculos, la organización de foros de debate, la presentación de libros, exposiciones, etc.

Según informaba recientemente la organización del festival, cerca de 700 compañías nacionales e internacionales han formalizado la solicitud para participar en FETEN 2017 presentando sus proyectos, lo que supone un récord y consolida al festival como un referente nacional y europeo en su género. La elevada participación da la medida, además, del valor de las funciones que acaban siendo galardonadas. La Feria tendrá lugar entre el domingo 12 y el viernes 17 de febrero de 2017 en Gijón.

En 2016 se ha celebrado la 25º edición; el Premio al Mejor Espectáculo FETEN 2016 fue concedido a Amour, de la compañía vasca Marie de Jongh.

Logo FETEN

Justamente este año los Premios Max (los más relevantes a nivel nacional), premiaron por unanimidad a la Feria Europea de Artes Escénicas para Niños y Niñas (FETEN) de Gijón, por su contribución a las Artes Escénicas 2016.

Y en noviembre..., más espectáculos con premio

Ya en noviembre, llegarán a la Cuarta Pared Querida hija, de Marie de Johng, Premio FETEN 2012, englobada dentro de las '31 Semanas Internacionales de Teatro para niños y niñas' de Acción Educativa, y Alegría, de la compañía Teatro de Malta, Premio Max 2014.
Todos estos montajes cuentan con un trabajo actoral de primer nivel y bellas dramaturgias: teatro de lo cotidiano, de las pequeñas cosas, del apego y el desarrollo como personas en nuestro entorno más cercano; historias emocionantes para recordar y comentar juntos en casa.

Imagen del espectáculo Alegría

EL ÁRBOL DE MI VIDA

Compañía Pata Teatro
Público familiar: 16 de octubre a las 17:30 h.
Campaña escolar: 17 de octubre a las 10:00 y 11:30 h.
Edad recomendada: +6
Duración: 60 minutos

LA CASA DEL ABUELO

Compañía La Rous
Público familiar23 de octubre a las 17:30 h.
Campaña escolar: 24 de octubre a las 10:00 y 11:30 h.
Edad recomendada: +5
Duración: 50 minutos

Sala Cuarta Pared. Calle Ercilla, 17.