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martes, 20 de abril de 2021

Ikimilikiliklik (Mi pequeña), de Marie de Jongh: el cuento de una bruja buena que conjuró sus miedos

"La humanidad siempre ha tenido miedo de las mujeres que vuelan.
Ya sea por brujas o por libres"  (Jacub Rozalsky) 

Pronunciemos juntos el conjuro: ¡Ikimilikiliklik! Si se dice bien a la primera, los niños que fuimos vendrán al presente, y los niños que son se quedan para siempre. El último montaje de la reconocida compañía vasca Marie de Jongh, (Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2018), es un cuento engarzado de otros cuentos sobre cómo nos enfrentamos a nuestros miedos y sobre la necesidad del afecto. Inocente y fantástico aquelarre que convoca a niñas, niños, adultos y bichos por el poder de la superación.

Un momento de la obra Ikimilikiliklik, Foto de Pio Ortiz de Pinedo

Vimos Ikimilikiliklik (Mi pequeña) al cierre de Teatralia, en una función que lució esplendorosa en los Teatros de el Canal, en esa Sala Verde tan idónea para contar una historia de brujas. Es la primera vez que Marie de Jongh presenta una propuesta no gestual, lo que supone un importante reto para la actriz principal, Ana Meabe, en su primer papel con texto desde el nacimiento de la compañía -allá por 2008- según nos apuntaba el director, Jokin Oregi, con quien tuvimos ocasión de charlar un rato a la salida. La fundadora de MdJ lo defiende con la templanza que da la madurez y el entusiasmo de quien no ha dejado de jugar en todo este tiempo.

En escena, una mujer acompañada de la niña que fue, lo cual ya descoloca y engancha. Martirio se presenta como la confluencia entre el mar y el río, transmutando el matiz negativo a otro plano de significación. Ya no parece un nombre de bruja. Como una especie de Pandora, deja escapar sus miedos, una confesión de fobias (a la oscuridad, a los accidentes, a los dolores de tripa, de muelas, a la desprotección...) que a cualquiera nos toca. A lo largo de la obra veremos cómo muchos de los miedos que tenemos en la infancia nos acompañan a veces hasta que somos mayores, cómo los superamos, e incluso qué podemos aprender de ellos. Revivirlos, mirarlos de cerca, y así trascenderlos, hasta que la muerte dé risa. Para alcanzar esa catarsis, Martirio se desdobla en dos edades, adulta y niña, trayendo al presente a su yo del pasado, interaccionando ambas a la vez. Privilegios que brinda el teatro.

Un momento de la obra Ikimilikiliklik, Foto de Pio Ortiz de Pinedo

La propuesta entronca con la tradición oral de las leyendas y los cuentacuentos tan propia del norte de España. Recuerdos, cantos y fabulaciones urden y dan sustento a la trama principal. Todo un corpus narrativo calibrado con justas dosis de acción y teatralidad. Se deshilan historias como la de la tía Vicenta, que llegó a enfrentarse con el mar para proteger a su padre pescador; oímos ecos del monstruo del lago; descubrimos lo que ocurrió cuando la pequeña Martirio robó a un vendedor ambulante una pócima quitamiedos; el caso de los bichos prendidos en la punta de la nariz (momento clownesco de lo más cómico), y de cómo una pequeña araña creció y creció hasta convertirse en su mejor amiga. 

Martirio es una mujer poco corriente y acabará señalada por los habitantes del pueblo. Se ha corrido la voz de que es una bruja, e incluso un día la sorprende en su casucha un cazador con intención asesina. La obra trata de desmontar prejuicios, del sinsentido de juzgar a las personas sin conocerlas de verdad, y de cómo muchas veces la forma de derribar esas ideas preconcebidas es sencillamente escuchar sus historias. El beso de un niño romperá la maldición de la soledad y el aislamiento de la presunta bruja y la hará comprender que el amor es el mejor antídoto ante cualquiera de los males que nos acechan.

Un momento de la obra Ikimilikiliklik, Foto de Pio Ortiz de Pinedo

Las tres actrices se entregan valerosas al ritual. Ana Meabe compone un personaje con poso y entraña. Su escoba no vuela, pero no obstante, esta bruja buena se eleva en una irreverente letanía de empoderamiento en la que exhala flatulencias ante las críticas de quienes la rechazan. Amets Ibarra es una Martirio-niña resuelta, atípica, y sin exceso de candor. Maitane Sarralde borda literalmente su araña. Esta bailarina de contemporáneo y virtuosa acróbata ofrece durante toda la obra un trabajo físico sensacional. Afanada en una danza aérea con la que teje su tela en el armazón de la cabaña (trasto fundamental de la escenografía), despliega una estilización de movimientos que impacta y embelesa.

Ikimilikiliklik (Mi pequeña) se alzó en 2020 con el Premio FETEN al mejor espacio escénico. Y efectivamente, la concepción espacial y el lenguaje plástico son dos de sus principales atractivos. Hilos de lana gruesa y estructuras de metal simulan una red gigante en la que se van quedando atrapados los temores. Afinados diseños de iluminación y espacio sonoro dialogan para evocar una atmósfera mágica..., como en la escena del salvamento en el lago, o el singularísimo ruido de las patas de la araña al caminar. Y en fin, un muestrario de elementos alusivos al mundo de la hechicería: humo, tormenta, caldero de pócimas, invocaciones lunares... A todo ello se suma el sugestivo vestuario confeccionado con retales, transparencias, telas superpuestas y prendas abullonadas. En general toda la estética del montaje encaja en su original eclecticismo.

Un momento de la obra Ikimilikiliklik,
Foto de Pio Ortiz de Pinedo

Llegamos al final del cuento y la protagonista se sale en una agradecida apelación a nuestra niña interior. Momentazo cargado de emotividad, de los de agarrarse a la butaca entre lágrimas saltadas. Formidable función, excelentemente conducida, en la que pequeños y mayores se encontrarán disfrutando de lo mismo, como en las verbenas de pueblo. 
Con el lema "teatro de adultos para niños y teatro de niños para adultos" por bandera, Marie de Jongh se ha convertido en una institución en el panorama de la artes escénicas para todos los públicos, y mientras varios de sus multipremiados espectáculos siguen girando (Amour, Izar...), ensayan ya el próximo: AMA, orientado esta vez a espectadores a partir de doce años, donde retoman el trabajo con máscaras. Tiene previsto su estreno el 26 de febrero de 2022 en Barakaldo.

 

IKIMILIKILIKLIK (Mi pequeña)

Producción: Compañía Marie de Jongh
Autoría y dirección: Jokin Oregi
Intérpretes: Ana Meabe, Amets Ibarra y Maitane Sarralde
Diseño de escenografía: Ikerne Giménez
Diseño de vestuario: Rosa Solé
Diseño de atrezo: Javi Tirado
Creación musical: Adrián García de los Ojos
Diseño de iluminación y dirección técnica: Javi Kandela
Diseño gráfico: Ane Pikaza
Próximas Funciones:
28 de mayo en Mostra de Igualada (Barcelona)
5 de junio en Arenas de San Pedro (Ávila)
13 de junio en Soraluze-Placencia de Las Armas (Gipuzkoa)
20 de junio en Burgos
Duración: 50 minutos
Edad recomendada: A partir de 8 años

viernes, 17 de febrero de 2017

La compañía Marie de Jongh trae a Madrid dos de sus montajes más aclamados: Kibubu y Amour

Marie de Jongh, la compañía vasca revelación de los últimos años en teatro infantil, viene a Madrid estos días con dos de sus espectáculos más laureados: Kibubu, que podrá disfrutarse en La Casa Encendida dentro del ciclo En Familia (18 y 19 de febrero a las 12:00), y Amour, programada dentro del Festival internacional de artes escénicas para niños y jóvenes Teatralia (varias fechas de marzo en distintas localidades de la Comunidad de Madrid).
Desde que se fundó en 2008, Marie de Jongh ha logrado crear una marca propia basada en la creatividad y calidad de sus propuestas, la apuesta por el lenguaje gestual y sonoro, y las historias emotivas que conmueven a pequeños y mayores, lo que la ha convertido en una de las compañías de referencia en el panorama teatral familiar, merecedora de premios tan prestigiosos como el que otorga FETEN (la Feria Europea de Artes Escénicas para niños y niñas, que justo está celebrando ahora su XXVI edición).

Una escena de Kibubu

Kibubu, este fin de semana en La Casa Encendida

Kibubu habla -sin palabras- de la libertad y el respeto a los animales y de cómo los humanos nos relacionamos con ellos. La obra nos presenta a Cocó y Xebas, una pareja artística de payasos con más ilusión que éxito. Para el futuro espectáculo que preparan, Xebas decide introducir un elemento sorprendente: un gorila de verdad, de carne y hueso. Está convencido de que si lo doma y le enseña los diferentes números, su suerte cambiará y ganarán el aplauso del público. Sin embargo, no sólo el gorila va a aprender de esta experiencia; Xebas y Cocó aprenderán una lección inolvidable.
Función ambientada en el mundo del circo, de estética clownesca y vintage, uno de sus principales atractivos es la incorporación del personaje del gorila, planteado de manera naturalista, lo que le valió el Premio FETEN 2014 a la mejor caracterización y al mejor actor masculino. La propuesta cuenta también con el Premio Tournesol al Mejor Espectáculo, y formó parte del Festival Teatralia en 2015.

Una escena de Kibubu

Amour, uno de los platos fuertes de Teatralia

Pero Marie de Jongh volverá pronto a tierras madrileñas, esta vez para estrenar aquí su montaje Amour, que le valió a la compañía el Premio FETEN 2016 al Mejor Espectáculo, y que es uno de los platos fuertes del Festival Teatralia este año.
Espectáculo poético y de impresionante carga visual, Amour es un ambicioso reto que pone en valor un teatro que pueden disfrutar juntos niños y mayores. Una reivindicación del teatro como lugar de encuentro para compartir emociones y reflexiones, dudas y certezas.

Una escena de Amour
Teatro de gesto apoyado en máscarasAmour nos habla sobre el amor en sus múltiples manifestaciones: el amor infantil, el de la amistad, el amor entre hombre y mujer, el amor entre mujeres, y también el de la senectud, cuando lo esencial se ha desvelado y podemos liberarnos de ciertos prejuicios. Amour nos hace reflexionar sobre la delgada línea que existe entre la desafección y el amor incondicional. Es un canto al encuentro entre diferentes. Los protagonistas de esta historia no saben que el amor siempre da otra oportunidad… 

Una escena de Amour

Marie de Jongh ya estuvo en Madrid el pasado mes de noviembre: la Sala Cuarta Pared ofreció, englobado dentro de las '31 Semanas Internacionales de Teatro para niños y niñas' de Acción Educativa, otro de sus espectáculos más representativos, Querida hija, que obtuvo también el Premio FETEN en 2012.
Ahora hay nuevas oportunidades para disfrutar del trabajo especializado de esta estupenda compañía.

FICHA ARTÍSTICA Y PRÓXIMAS FUNCIONES

KIBUBU

Dramaturgia y Dirección: Jokin Oregi
Actores: Tomás Fernández Alonso, Ana Meabe, Javier Renobales

Edad recomendada: A partir de 4 años
Funciones: sábado 18 y domingo 19 de febrero a las 12:00 h. en La Casa Encendida (Madrid).

AMOUR

Dramaturgia y Dirección: Jokin Oregi
Actores: Javier Renobales, Ana Martinez, Ana Meabe, Pablo Ibarluzea, Anduriña Zurutuza
Dirección artística, escenografía y vestuario: Elisa Sanz

Edad recomendada: A partir de 7 años
Funciones en el marco de Teatralia:

San Lorenzo de El Escorial. Real Coliseo de Carlos III
Sábado 18 de marzo - 19:30 h. (público general)

Alcalá de Henares. Teatro Salón Cervantes
Domingo 19 de marzo - 18:00 h. (público general)

Pinto. Teatro Municipal Francisco Rabal
Sábado 25 de marzo - 19:00 h. (público general)

Móstoles. Teatro del Bosque
Domingo 26 de marzo - 18:00 h. (público general)