martes, 8 de noviembre de 2022

Davel Puente, malabarista de emociones en Le Fumiste

No puedo evitar mi debilidad por los espectáculos de pequeño formato descolgados del circuito comercial en los que con pocos recursos, una idea buena y mucha creatividad, algunos artistas tocados por el duende logran enternecer hasta el rubor, conmover hasta las lágrimas, confraternar hasta la risa. Por ese mapa emocional nos lleva de la mano Davel Puente (actor madrileño afincado en Francia) con su compañía Don Davel. Curtido en teatro de calle y plazas circenses, le basta un minuto para atrapar la atención y meterse a la audiencia -literalmente- en el bote.

Es lo que ocurre en Le Fumiste, una obra que mezcla circomagianarración oral teatro de objetos para hablar de cómo se construye la propia identidad a partir de los recuerdos. Lleva más de cinco años girando por escenarios de medio mundo y acumula un largo historial de éxitos y premios. Esta vez ha hecho parada en el auditorio de Espacio Abierto Quinta de los Molinos, integrada en el VI Festival Pendientes de un Hilo. La veterana compañía titiritera La Tartana, promotora del evento, convoca a profesionales nacionales y extranjeros que despliegan su arte con títeres y objetos por distintos espacios de Madrid. Esta edición ha contado con siete espectáculos para público familiar, además de encuentros, talleres o instalaciones. Ponemos el foco en Le Fumiste, una creación original de la compañía Don Davel que nos ha dejado enfrascados. 

Un momento de Le Fumiste. Fotografía de Lux Nieve

Davel Puente se inspira para esta función en un potente motivo: los recuerdos son de humo y no se pueden apresar. Para vencer lo efímero de la memoria y que sus recuerdos no se desvanezcan intenta conservarlos en botellas de cristal "porque el cristal, igual que el humo, se hace con fuego". La metáfora es sublime y a partir de ella nos adentramos en un mundo surrealista donde botes de diferentes tamaños y texturas se van transformando en una multitud de personajes-contenedores de historias pasadas. Nuestro anfitrión, solo en escena, acaba acompañadísimo por esos frascos animados que exhiben voluntad propia e ingenio hasta para bromearle. Los vemos de forma cristalina gracias al poder evocador de las palabras y a la destreza de su acción. El público abraza la peripecia sabiéndose depositario de íntimas confesiones en un ambiente mágico que lleva a conectar con los secretos propios. Así, desfilan recuerdos que se encienden, pasados que se esfuman, búsquedas iluminadas... Todos protagonizamos el frágil equilibrio de las primeras veces (subir una montaña, la primera carta de amor, el primer beso, o ese vestigio incómodo al que no se quiere volver pero que nos persigue), todos erramos en el ensayo de la vida, pero vale la pena agacharse mil veces a recoger la pelota de malabares que se cae para poder dominar el juego.

Un momento de Le Fumiste. Fotografía de Lucia Vinaschi


"Los abuelos tienen sobre todo pasado; los niños son futuro"

Con un empaque de cuento autoficcional en el que todo lo que relata parece verídico, Davel Puente hila números de circo (magistral el de la manipulación de sombreros) e ilusionismo con la comedia más payasa y momentos de primorosa poesía visual. Una de las escenas más afinadas y emotivas es la del encuentro entre sus abuelos en un tren, y cómo pasaron juntos las estaciones hasta el final de sus vidas.

Los abuelos tienen un papel crucial en esta función que les rinde homenaje. Los primeros recuerdos del creador parten de ellos y son las raíces de la obra. Cuando su abuelo (que fue gerente del Circo Price durante 30 años) le llevó a verlo por primera vez, la experiencia provocó en él tal fascinación que decidió que de mayor querría dedicarse a eso: ¡ser un payaso! De ahí la vocación por cuidar y preservar los recuerdos que nos hacen ser quienes somos hoy. El mensaje trasluce del modo más divertido, con un actor entregado a remover en el mismo tarro las risas de los niños y los mayores.

Un momento de Le Fumiste. Fotografía de Lux Nieve

El teatro de objetos y de marionetas atraviesa un momento de auge y explosión creativa. Cada vez más compañías investigan sobre esta disciplina y lo incorporan a sus propuestas, a la vez que aumenta el interés de los programadores, auspiciado por el buen funcionamiento entre el público. El lenguaje con objetos permite además internacionalizar el producto y traspasar fronteras. Don Davel se suma a esta tendencia y presenta en gira también su último trabajo, La increíble historia de Elzear Duquette, segunda parte de lo que será una trilogía. Puente invita aquí a un viaje sobre la fugacidad detiempo donde explora el uso escénico de los relojes de arena. La pieza se configuró en una residencia de creación artística en el Topic de Tolosa. 

Próxima función de Le Fumiste: 15 de enero de 2023 en el Teatro Real Carlos III de Aranjuez.

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