miércoles, 27 de noviembre de 2019

A mano y Hubo, teatro familiar de pequeño formato de la mano de El Patio

La compañía riojana El Patio visita Madrid este mes de diciembre con dos propuestas de teatro familiar de pequeño formato: A mano, un retablillo de títeres de cerámica y objetos que podremos disfrutar el próximo fin de semana (30 de noviembre y 1 de diciembre) en Espacio Abierto La Quinta de los Molinos, y Hubo, fábula gestual sobre los pueblos vaciados que estará en el Teatro de la Abadía del 27 al 29 de diciembre. Una oportunidad fantástica para descubrir a esta compañía volcada en lo artesanal, que en cada nuevo trabajo revela la grandeza de lo minúsculo, la magia de lo cotidiano, la hermosura que se esconde en los detalles ínfimos.

Un momento del espectáculo A mano

A mano: 'objetos de ocasión' o la ocasión de los objetos


Hoy hablamos del arte de la maravilla. O cómo emocionar con apenas un pedazo de arcilla que se transmuta en personaje al momento, materia inerte a la que las manos desnudas insuflan vida ante los ojos asombrados. A mano es una historia modelada con barro, un viejo mueble de alas de madera, un puñado de objetos de desván, luz cálida y tenue, y cuatro manos cómplices y juguetonas. 
Parece que vislumbramos a dos actores, pero Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López, fundadores de El Patio hace ya casi una década, son aquí veinte dedos desbordantes de expresividad y gracia que consiguen adentrarnos en una diminuta alfarería y que volemos con las figuras que nacen del torno. La compañía se fraguó al calor de esta obra, A mano, que surgió como proyecto final de la Escuela de Artes de Logroño y ahora nos traen a la madrileña Quinta de los Molinos.

Un momento del espectáculo A mano
Un hombrecillo de cerámica se siente solo y atrapado tras el escaparate de la tienda de 'objetos de ocasión' en la que espera a que alguien lo escoja para llevárselo, consumido por el enorme deseo de escapar de una vida anodina. (Podría pasarnos a cualquiera). Pero vemos cómo el amor y la amistad le salvan de sus pequeñas frustraciones y le ayudarán a medir la escala de sus sueños.

Hay quien piensa que 'lo teatral' debe ser algo grandilocuente y pomposo; sin embargo, propuestas como ésta, concebida en miniatura, confirman que hay otras formas no convencionales de contar, de destilar la esencia de las cosas. Que con humildes mimbres y mucha delicadeza se puede componer un espectáculo inmenso.

Un momento del espectáculo A mano (Lukasz Michalak / Madrid Destino)
Y qué mejor carta de presentación para estas manualidades que un palmarés de reconocimientos tanto nacionales como internacionales, que incluye el Premio FETEN 2013 al mejor espectáculo de pequeño formato, el Premio del Público al mejor espectáculo en el Festival Encinart 2012, o el Premio a la maestría y el refinamiento excepcionales en la manipulación de objetos del Impuls Festival de Bucarest en 2015. Justos logros para este admirable ejercicio de contorsionismo manual, cuyos artífices se dejan -literalmente- la piel. Una pieza de cámara tan bonita como triste, que no dulcifica su desenlace, porque también es necesario mostrar que los fracasos forman parte de la vida.

Un momento del espectáculo Hubo

Hubo... una vez una mujer que se resistía a abandonar su isla de piedra


El segundo montaje de la compañía, Hubo, es otra joyita escénica llena de encanto y poesía que recala también en Madrid a final de año, en cinco funciones enmarcadas dentro de la programación navideña del Teatro de la Abadía. Un espectáculo sin palabras que habla del amor, la pérdida, la soledad, la memoria y el arraigo. Un homenaje a los pueblos, al mundo rural y a las personas que lo habitan, donde El Patio continúa su línea expresiva que aúna plasticidad y gestualidad con historias de fuerte enfoque social. El Premio al mejor espectáculo de títeres que les ha concedido este año FETEN (la Feria Europea de Artes Escénicas para niños y niñas) avala la calidad de su trabajo. 

Desde el humor y el amor 
a esas historias que dormitan
como las de tantos pueblos 
bajo las aguas 
que un día fueron 
bosque, pasto, cultivo, escuela o verbena...

Un momento del espectáculo Conservando memoria
A su paso por la anterior edición del Festival Pendientes de un hilo, reconocía esta pareja de artistas que son unos "enamorados de la magia de los títeres, de los objetos que cobran vida, algo que engancha a pequeños y mayores". Volverán a Madrid en marzo de 2020 en el marco de Teatralia con su última producción, Conservando Memoria, una conmovedora oda a los abuelos de todos, cocinada con latas, botes de conservas y dosis extra de nostalgia, que no hay que perderse por nada del mundo.

A MANO

Producción: El Patio Teatro
Reparto: Julián Saenz-López e Izaskun Fernández
Lugar: Auditorio del Espacio Abierto Quinta de los Molinos
           (c/ Juan Ignacio Luca de Tena, 20. Madrid)
Funciones: Sábado 30 de noviembre a las 12:30 y a las 18 h.
                  Domingo 1 de diciembre a las 12:30 h.
Edad recomendada: A partir de 6 años.
Duración: 45 minutos.

HUBO

Lugar: Teatro de la Abadía
            (c/ Fernández de los Ríos, 42.Madrid)
Funciones: Viernes 27 y sábado 28 de diciembre a las 17:00 y a las 19:00 h.
                   Domingo 29 de diciembre a las 12 h.
Edad recomendada: A partir de 8 años.
Duración: 45 minutos.


viernes, 22 de noviembre de 2019

Cuando los niños son los actores (Temporada 3)

Últimamente tenemos la función en casa. Cada vez que nos reunimos con otra familia de amigos, la velada termina con los niños "haciéndonos un teatro". Mueven sillas, tiran cojines al suelo, se colocan trapos encima, sacan instrumentos, traen muñecos y objetos para que participen en la historia... "Mamá, vamos a haceros una función". Nos reparten las entradas, que previamente se han esmerado en diseñar, colorear y recortar. "Tenéis que sentaros aquí en el sofá". Obedecemos. "Silencio, que vamos a empezar". Apagan las luces, y ya está montada la escena. Todos a la espera de que ocurra algo.

Un momento de improvisación casera
Salen al escenario dos niños. 

Niño 1- (Saludando) ¡Señoras y señores, con todos ustedes, el inventor...! (Aplausos)
¡Aquí os presento a mi nuevo súper-invento: el robot...!

Niño 2- ¡Mec, mec...! (Camina con los movimientos articulados típicos de los autómatas)

Niño 1- Este robot puede hacer de todo, ¡cualquier cosa! Por ejemplo..., reír (aprieta un 'botón' en el costado del Niño 2, y éste ríe a carcajadas), o llorar (aprieta un 'botón' en la espalda del Niño 2, y éste rompe en quejidos entrecortados)
(Dirigiéndose al público) ¿Qué más queréis que haga?

Público- ¡Saltar! 

El Niño 1 aprieta otro 'botón' en la barriga del Niño 2, y éste ejecuta saltos acrobáticos.

Público- ¡Bailar!

El Niño 1 aprieta otro 'botón' en la barriga del Niño 2, y éste realiza increíbles movimientos de danza contemporánea.

Niño 1- ¡Tachán...! ¡Y hasta come mariposas!

Niño 2- ¡Mec, mec...! (Hace el gesto)

He intentado transcribir esta escena que se produjo hace unos días en el salón de casa. Una de tantas. La performance continuó y degeneró en gritos, metamorfosis, persecuciones, comedia, drama, y diálogos del absurdo. No había sido guionizada, ni ensayada, no se sabía cómo empezaba ni cómo iba a acabar. Los niños no van a clases de teatro, ni conocen de forma consciente las convenciones básicas del hecho escénico. Sin embargo, había cierta idea de estructura narrativa. Y no cabe duda de que estaban actuando para nosotros, con la misma naturalidad con que se ponen a jugar. 

Hay dos mundos, el mundo de la vida cotidiana y el mundo de la imaginación. 
Cuando los niños juegan, pasan de un mundo a otro de forma natural y libre. 
(Peter Brook)

El juego es el pilar de la improvisación teatral. De ahí brota el material creativo más auténtico y valioso con el que poder construir algo con sentido artístico. Por eso los niños son los mejores actores, y tantas veces, cuando les observamos mientras juegan, nos dejan con la boca abierta. Por eso los actores suelen trabajar "como niños" en sus entrenamientos, a fin de recuperar la capacidad de asombro y la frescura que se diluye con el paso del tiempo. To play, dicen los ingleses para definir el arte de actuar; jouer, usan los franceses. Juguemos más, interpretemos menos. Los niños anhelan que les prestemos atención. Escuchémosles. Pongámonos a su altura para mirarles a los ojos. Contemos las historias que a ellos les interesan. Llevémosles al teatro.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Rocío Bello y Javier Hernando, ganadores del Premio SGAE de Teatro Infantil 2019 por su obra Necesito una flor

Los dramaturgos Rocío Bello y Javier Hernando se han alzado con el Premio SGAE de Teatro Infantil 2019 por su obra Necesito una flor, una divertida historia sobre una madre y un hijo que luchan contra la gentrificación de la gran ciudad en un pueblecito andaluz. La Fundación SGAE hizo público el domingo el fallo durante el acto de presentación de la obra galardonada en la convocatoria anterior, Astrolabio, de Paco Romeu, dentro del Ciclo de lecturas dramatizadas que cada año acoge la Sala Berlanga de Madrid.
El Premio SGAE de Teatro Infantil es el concurso de textos teatrales orientado a público joven de mayor relevancia a nivel nacional. Está dotado con 8.000 euros e implica la publicación del texto en la colección de Teatro Infantil y Juvenil Sopa de Libros del grupo editorial Anaya.

Rocío Bello y Javier Hernando, ganadores del Premio SGAE de Teatro Infantil 2019

No es la primera vez que Rocío Bello (Lugo, 1978) y Javier Hernando (Ávila, 1986) triunfan con un trabajo de co-escritura. Ya en 2016 ganaron juntos el Premio ASSITEJ de teatro infantil con la obra Estrellas y agujeros negros (entre otras cosas), una propuesta que trataba de forma muy original el tema de los abusos a menores. A ese reconocimiento suman ahora el prestigioso galardón que concede la SGAE, aunque en esta ocasión, -según apuntan ellos mismos-, Necesito una flor es una historia más dulce y con ingredientes de comedia. Los protagonistas principales son una madre y su hijo en un viaje de ecos lorquianos que enfrentará el mundo urbano y el rural.
Implicados desde hace años con la dramaturgia infantil, Bello y Hernando suelen abordar asuntos de actualidad; creen en un teatro "que mire cara a cara a los niños, que les interese y les hable directamente".

Flor azul índigo

El Premio SGAE de Teatro Infantil cuenta ya con 19 años de historia; su objetivo es impulsar y apoyar la creación de nuevos textos dramáticos dirigidos a niños que, tanto por la buena calidad y originalidad de sus diálogos, como por su visión escénica, contribuyan al progreso del panorama teatral. En los últimos años el premio ha distinguido a Paco Romeu (2018), Nieves Rodríguez Rodríguez (2017), Paco Gámez, (2016) e Itziar Pascual (2015)

ASTROLABIO, O LA MIRADA DE UNA NIÑA A LAS ESTRELLAS

Una vez publicada, es tradición que la obra ganadora se presente al año siguiente en la Sala Berlanga mediante una dramatización sencilla. El pasado domingo 10 de noviembre, una flor hizo de lazo inusitado entre ambas obras. El dramaturgo Paco Romeu, junto con su compañía Disparatario, nos trajo desde Valencia Astrolabio, la historia de una niña beduina, Duna, que consigue escapar de su destino -un matrimonio concertado según la tradición familiar-, y llega a cumplir su sueño de viajar hasta las estrellas. En su periplo, la protagonista pasa por los escenarios más remotos e insospechados: el desierto, el mar, el espacio, Groenlandia... Y por el camino se va encontrando con otras mujeres extraordinarias que le dejan huella y le impulsan a seguir adelante. Su necesidad de avanzar y su empeño por llegar cada vez más lejos y más alto la llevarán a lo más profundo de sí misma.

Con un tono abiertamente feminista, el texto propone una reflexión sobre el papel de las mujeres en el mundo (e inevitablemente, también el de los hombres) Una valiente aventura que habla directamente a los niños de sororidad, multiculturalidad y lucha por los derechos sociales sin renunciar a la poesía.

Astrolabio, de Paco Romeu, editada por Anaya

Un proceso inverso: antes el montaje, después la lectura

Disparatario estrenó esta fábula -escrita inicialmente en valenciano-, apenas tres días después de que fuera galardonada con el premio, y ha realizado ya más de una decena de representaciones. La compañía creía tanto en el texto, que llevaba tiempo trabajando para ponerlo en pie. El montaje combina múltiples recursos escénicos, actores, y títeres artesanales de diferentes alturas; algunos de ellos estuvieron presentes de forma simbólica en la puesta en escena de la lectura. Durante el coloquio posterior, Paco Romeu agradeció el amor y el compromiso de todo el equipo, encabezado por Lorena Comín, y destacó la música original compuesta especialmente para la obra por Fede Comín.

Un momento de la Lectura dramatizada de Astrolabio (Ilustración de Ana Oncina)

"Las personas somos pequeñitas como las estrellas, en comparación con el mundo", señalaba Elsa Tronchoni (la directora de la función y pareja de Romeu), en alusión a la cita del poeta persa del siglo XII Omar Khayyam, que preside el libro y vehicula toda la acción:

El vasto mundo:
un grano de arena
en medio del espacio